Ida y vuelta

Umm al-Qaywayn, UAE

Mi hermano Kamal quería que aprovechara mi estancia en los Emiratos al máximo, por lo que ya me tenía organizada una excursión a Sharjah para el día después de que aterrizara. Según él, no teníamos tiempo que perder. Para mí que lo que le apetecía era presentarme a sus amigotes de Sharjah y chulear de lo bien conectado que estaba, que no me hubiera hecho falta ver par creer a toda costa, considerando que su profuso don de gentes siempre lo había singularizado y que además trabajaba para el periódico Al Khaleej, que es el más conocido de la zona.

Comparada con Dubai, que es una ciudad que palpita al ritmo de quienes usan salpicar los negocios con placer, Sharjah me recordó a una hermosa joven que se guarda muy mucho de revelar sus encantos a cualquiera porque sabe lo que le conviene. En el trayecto de Umm Al Quwain a Sharjah nos jugamos la vida, porque las condiciones de la carretera dejaban que desear y porque en cualquier momento y sin previo aviso se te podía ...Leer más

El abrazo del oleaje

Playa de Dubai al atardecer
Aquí me hallo, escribiendo, como siempre.

Me gustaría poder liberar mi alma confesando, pero el miedo me lo impide. En vano, trato una y otra vez de desembotar mis entendederas para desembaular y, por fin, exonerar mi corazón. No obstante, cada vez que enfilo mi cometido, cada vez que me decido a revelar lo que me aflige y conmueve, me abofetea el mismo viento de siempre, áspero, brusco, desapacible. Me abruma la marea de mis borrascosos sentimientos, que parecen emperrados en enunciarse sordos a mi necesidad de encontrar paz y calma.

Aquí me encuentro, buscándote una vez más.

Siempre me ha apasionado escribir a tu vera. Tú, fiel a tu intempestiva naturaleza, saltas a la primera, pese a haber aparentado ser imperturbable instantes antes. Te apartas de mí para, acto seguido, volver arrastrándote hasta mí nuevamente. Cuando acudo a ti, tu suave voz me serena el ánimo atribulado. Con el paso de los años, el destino ha ido segándome los sueños hasta convertirme en una peonza, en su muñeca de trapo. Me hallo tan derrengada de luchar ...Leer más