“Apuntaló un muro que amenazaba derrumbarse” Alcorán, azora 18, aleya 77.
Cinco años llevo pasando por delante de la misma pared. Se encuentra, pues, en mi ruta de casa al trabajo. Primero paso por delante de una estación de bombeo de agua que se haya cercada por una verja de hierro. Todas las mañanas, me detengo a saludar al guarda que se halla apostado a la entrada, mirando a todo el mundo con recelo. Luego, paso por delante del herrero y del maderero. Seguidamente, atravieso el barrizal que linda con el parque de la ciudad y que siempre me deja los zapatos hechos un asco. Continúo sin desviarme hasta llegar al taller de coches. Justo al lado, se encuentra la tapia que, en su momento, era de color blanco, pero que ahora presenta una tonalidad tirando más bien a caqui por la de fotos de mártires uniformados que se hallan pegadas a su superficie. La mayoría luce una sonrisa formidable y eso que posan armados hasta los dientes. A ellos también los saludo, no quisiera que nadie creyera ...Leer más