Apostando por el mañana

Refugee camp

No podía dormir. No le dejaban el frío que hacía, el rugir del viento y la angustia por lo que se avecinaba. Se giró hacia su hermana. Ella sí parecía haber conseguido conciliar el sueño. Mejor, le venía bien descansar. Era importante que al menos una de ambas pudiera recuperarse un poco para encarar un nuevo día.

Con el tiempo, Vida había adquirido la habilidad de predecir el momento exacto en el que él se iba a asomar por la apertura de la tienda. Había aprendido a aguzar el olfato para detectar su nauseabundo olor con la suficiente antelación como para que le diera tiempo a prepararse y acorazarse mentalmente para su visita nocturna. No obstante, nunca lograba evitar que, instantes antes, su corazón comenzara a latirle a mil pulsaciones por segundo, las vías respiratorias se le comprimieran y la sangre se le helara en las venas.

Siempre anunciaba su presencia a bombo y platillo nada más meterse en la tienda. Alumbraba a las mujeres apuntándoles a la cara con su linterna y les tiraba un cubo de agua para ...Leer más

Boceto del Apocalipsis

Church Notre-Dame d'Afrique, Algiers, Algeria

El aguachinado sopicaldo que les sirve de cena no les dura nunca nada en el cuenco. A Juan Pablo le gustaría poder añadirle más sustancia para asegurarse de que no se quedan con hambre, pero la comida escasea. Por lo menos, pese a lo delgados que se les ve a algunos de los niños, todos parecen gozar de buena salud. Por lo pronto, no parecen haber perdido el apetito, lo cual es buena señal.

Fuera de la iglesia en la que viven atrincherados él y los veinte niños que recogió de las calles cuando, seis años atrás, comenzó a extenderse la epidemia de tuberculosis que ha diezmado la población mundial, reina el caos. Los pocos que lograron sobrevivir a la enfermedad se hallan ahora matándose los unos a los otros por hacerse con algo que llevarse a la boca. Es un milagro que haya conseguido mantenerlos a salvo intramuros durante tanto tiempo. Juan Pablo cree que la suerte que han tenido hasta ahora se debe, en parte, a que, pese a ...Leer más

Mi ciudad

Madinet Zefta, street view, Egypt

Mi pequeña ciudad se sitúa en el delta del Nilo y los arroyos que la atraviesan le confieren un aire de tranquilidad. La mayoría de sus habitantes se dedican o bien a la agricultura o a la ganadería. Es capital de provincia, pero, salvo por un par de colegios, apenas alberga edificios públicos. En cuanto te alejas un poco de las cuatro calles del centro, te hallas en mitad del campo y, salvo por los jumentos de naturaleza más o menos animal, nada osa perturbar la calma que se respira en su interior. La vida aquí pasa muy lentamente y, hasta al conversar entre ellos, los residentes rezuman parsimonia. La relajada actitud con la que hacen frente a lo que sea que les aqueje resulta ciertamente envidiable. Nada les urge, todo se puede dejar siempre para el día siguiente y no dejan que nada les afecte más de la cuenta.

Las familias se juntan a la hora de cenar y nunca sobra nada de lo que se pone sobre la mesa. La gente se acuesta temprano y ...Leer más

Sobre el museo

Egyptian Museum, Cairo, Egypt

Ni ella misma sabía cómo había llegado hasta allí, pero ahí estaba, subida al tejado del Museo Egipcio, justo sobre la entrada principal, acaparando toda la atención, amenazando con saltar.

Los abajo aglutinados asistentes al espectáculo estaban venga a correr de un lado para otro. Había incluso una sección que coreaba sus mayores miedos, intentando alentarla a que diera marcha atrás. En un momento dado, la vida se había vuelto impagable, hasta el punto de que había dejado de poder ponerles a sus hijos nada sobre el plato. No se le podía exigir que entendiera lo que ocurría a gran escala, pues era una ama de casa viuda que trataba de criar a sus hijos lo mejor que podía con lo que recibía de ayudas sociales. Aún así, a su alrededor no se hablaba más que del préstamo del Fondo Monetario Internacional y la decisión del gobierno de dejar flotar la libra libremente. Y ella sólo se preguntaba cómo era posible que las altas esferas tuvieran tanto interés en ...Leer más

Los Baños de los Malditos

Hammam Maskhoutine, Algeria

Esta es la leyenda de lo que, en una noche como esta, ocurrió tiempo ha por estos lares, marcando un antes y un después en la historia de la región.

Por aquel entonces, nuestros antepasados, que pertenecían a una tribu de un tamaño considerable, llevaban una vida holgada y rara vez se peleaban, por mor de, por un lado, lo fértiles que son estas tierras, y por otro, lo juicioso que mostraba ser su cabeza de mando. Un día, no obstante, el jefe de la tribu torció súbitamente la cabeza tras contraer una enfermedad perniciosa. Su hijo primogénito, que era, a una, la efigie de las buenas virtudes y su más ferviente paladín, un galán joven que ni los de telenovelas, por dentro y por fuera, era, a su vez, de quien se esperaba que lo sucediera. No obstante, tras reunirse, el senado, que se hallaba compuesto por los ancianos de la tribu y era el órgano encargado oficialmente de designar al cabeza de linaje, anunció que sólo estaban dispuestos a erigir al héroe de nuestra historia en ...Leer más

Caletre foráneo

No sé muy bien por qué, pero el café este me tiene fascinado, y eso que no di con lo que buscaba la primera vez que entré en su interior. Puede que se debiera a que, a pesar de lo animado que estaba, nadie me prestara atención, lo cual seguramente me hizo sentir relegado a un segundo plano. Además, el sitio es un sacacuartos. Aún así, recuerdo que no me importó, pues las espectaculares vistas al mar a las que daba la ventana junto a la que me senté no tenían precio.

En un torpe intento de aparentar ser alguien a quien la gente culta que tenía entendido acudía al café fuera a considerar digno de su apreciación y reconocimiento como un semejante, me compré dos libros justo antes de entrar al café y los puse de exhibición sobre la mesa. Quería encontrar con quien poder entablar una conversación que me masajeara las células grises y despertará en mí nuevamente la pasión que me solía arrebatar de joven.

Me pasé toda la mañana ahí sentado, dejando vagar la mirada por esa pieza ...Leer más

La responsabilidad que conlleva un gran poder

Borg Rashid, Markaz Rasheed, El Beheira Governorate, Egypt

A sus pies, les pidió indicaciones y, a su corazón, explicaciones por perseverar cerrilmente en atormentarla. Se dirigía, no necesariamente sin reservas, hacia la playa de Borg Rashid, al lugar donde solían quedar, rodeados por unas rocas sobre cuya superficie habían dejado grabadas sus iniciales, en prueba de su amor eterno. También era desde donde zarpaban hacia Europa los botes de refugiados ilegales. ¿Era posible que lo hubieran elegido como sitio de encuentro por la promesa de futuro que representaba en cierto grado?

El amor que sentían el uno por el otro no había hecho sino incrementar desde el primer día que se conocieron, pero no podían plantearse la conveniencia de arrejuntarse hasta haber adquirido lo que se requiere de quien busca contraer matrimonio en su sociedad, que, en su caso concreto, consistía en la aprobación de los padres de ella. Todo empezó cuando él le dijo:

—No te preocupes, tengo un plan. Me voy a Europa, consigo un trabajo, me quedo allí un par de años reuniendo el dinero necesario ...Leer más

El contrato leonino del amor paternal

Place 1er novembre, Oran, Algeria

Hay quien la llama la Plaza del Uno de Noviembre y quien, la Plaza de Armas, pero la mayoría de la gente la conoce como la Plaza de las Damas, aunque yo, personalmente, no entiendo muy bien por qué, pues no se trata de una plaza de la que se pueda aseverar que transpire feminidad o en la que destaque especialmente la presencia de las damas.

Para mí, es la Plaza de los Leones, porque, en uno de sus costados, se erigen dos leones, la bravura de cuyo porte denota lo entronizados que se hallan en su convicción de encarnar el espíritu de la ciudad, al tiempo que lo que les resbala el mundanal ruido que los circunscribe. A uno, lo llamo Sol y, al otro, Luna. Lo sé, la creatividad y originalidad de la elección terminológica brillan por su ausencia, pero los nombres se los puso mi hija pequeña y eso les otorga un valor especial a mis ojos.

Si algo he aprendido con los años, es que no se ha de menospreciar el valor relativo ...Leer más

El pozo de los secretos

Dawood Hotel in Sanaa, Yemen

Desde la ventanilla del avión, se vislumbraba mi ciudad natal, Sanaa, tenuemente iluminada, pese a ser de noche. Unos minutos más tarde, iniciamos el descenso. Nada más aterrizar, nos subimos a un taxi y le pedimos al conductor que nos llevara al hotel Dawood, situado en el centro histórico de la ciudad, que era donde habíamos reservado alojamiento mi amigo alemán y yo. Al llegar, vi que tenía el letrero escrito en tres idiomas distintos, lo cual me gustó, porque me pareció señal de que el negocio se hallaba volcado en atraer turismo internacional. Entramos y pedimos que nos asignaran habitaciones contiguas.

Era tarde y estábamos tan hechos polvo del viaje, que caímos rendidos en cuanto entramos en nuestras respectivas habitaciones. A la mañana siguiente, nos levantamos temprano para salir a descubrir la ciudad. Mi amigo me estuvo contando lo que había leído acerca de la ciudad mientras nos la pateábamos. En cuanto comenzó a sonar a mediodía la llamada a la oración de los altavoces instalados en lo alto de los minaretes, todos los ...Leer más

Freelancer

Street in Cairo in 1906

Desde que me mudé a mi nuevo piso hace dos años, me noto especialmente vulnerable, como si todo me afectara sobremanera y hubiera perdido el control sobre mis esfínteres.

El piso consta de una única habitación con dos ventanas, la de la pared, que da a la calle, y la del portátil, que da a un farragoso mundo virtual. Aparte, está el baño y el estrecho y sinuoso pasillo que conduce a la entrada principal.

Mi casero vive en el piso de abajo y, cuando me siento en el trono, automáticamente me siento observada, porque sé que, aunque no pueda verificarlo, en el techo de su piso se abre un tragaluz que le permite contemplar mis genitales. Un día de estos, voy a bajar y se la voy a cortar, para que aprenda lo expuesto que le deja a uno mear sentado.

Me costó mucho dar con un piso. Este venía anunciado en la página web de una pizzería. “Piso para una minina en el casco antiguo. Se ruega a los interesados que no se sulfuren ...Leer más