Muerte súbita a cámara lenta

Al Ammar Al Kubra, Al Qalyubia Governorate, Egypt

Cada vez que pasa por delante del edificio, se frota la espalda contra la pared en un intento de raspar la pintada con disimulo. Del dibujo ya sólo se distinguen la popa del barco y la proa del avión, pero por su afrenta habrá de seguir pagando hasta mucho después de que ya no quede ni rastro de ella sobre el muro. No siempre le sancionan a uno en esta vida el borrón y cuenta nueva. Hay manchas que no se van ni con el tiempo ni con otras soluciones abrasivas.

—¡Alto ahí! Detente si le tienes aprecio a tu vida.

Ella se sobresalta y el cubo que lleva con los tubos para aplicar henna roza accidentalmente la pared y la pringa.

—Te noto de capa caída.

Se mueve despacio, abrazando el suelo con las cuarteadas suelas de sus pies descalzos a cada paso. Va arrastrando los faldones de su túnica negra al andar, que ha tenido que ser zurcida y remendada en ocasiones múltiples. La devora al cabal, de pies a cabeza, inclusive. Al fin ...Leer más

Consideraciones de última hora

Alexandria, Egypt

Cuando me enteré de que había conseguido la beca para continuar mis estudios en Francia, me puse a pegar brincos de emoción. Llevaba tiempo deseando emigrar al extranjero para ver el mundo. Eso sí, como era consciente de que pertenecía al grupo de los pocos privilegiados a los que se les brinda una oportunidad semejante en la vida y me sentía en deuda con el país y la gente que dejaba atrás por la educación que había recibido y las herramientas con las que se me había equipado para afrontar los desafíos que pudieran presentárseme allá a donde fuera, tuve siempre el firme propósito de convertirme un día en un hombre de provecho que pudiera limpiar la imagen que el mundo tiene de Egipto y sus habitantes, en aras de poder enorgullecer a mi pueblo. Cuando me perdía en ensoñaciones, me ponía, casi sin darme cuenta, a practicar el discurso que me imaginaba pronunciando en el futuro en la ceremonia de entrega de los premios Nobel sobre cómo, en última instancia, le debía todo cuanto había logrado en la vida a mi lugar de origen.

Al final, me acabé montando ...Leer más

Dahab

Dahab, Sinai Peninsula, Egypt

Por primera vez en su vida, Dahab iba a visitar la ciudad que le daba nombre. Se lo había puesto su padre, porque era su ciudad favorita, donde supuestamente se recluía cuando se ausentaba, que ocurría a menudo cuando ella era niña. La espera a que él regresara siempre se le hacía eterna, porque su padre nunca las avisaba de su llegada con antelación y, por lo tanto, siempre podía estar al caer en cualquier momento. Cuando finalmente se asomaba por la puerta, lo hacía con un regalo bajo el brazo. Una vez le trajo un collar de conchas; otra, una piedra con su cara grabada sobre su superficie; otra, un vestido de colores de estilo beduino tejido a mano, … Del mismo modo sorpresivo en que aparecía, volvía a desaparecer, hasta que un día se largó para no volver.

Nunca llegó a saber lo que fue de él. Según su madre, a juzgar por su estado mental y su forma de funcionar, lo probable era que hubiera acabado en alguna cuneta en mitad de ninguna parte. De ...Leer más

La millonésima primera entrevista

Library of Alexandria, Alexandria, Egypt

—El día que me echó a la calle, el simpático de mi jefe arguyó para justificar el despido que yo no valía para el periodismo, porque sólo me permitía ver el mundo con buenos ojos.

Se oyeron risas del público, formado fundamentalmente por gente de letras de prestigio que había acudido a la firma de la décima edición de su libro, intitulado “Un Millón”. Él iba repeinado, perfumado y de punta en blanco. Se había preocupado incluso de ponerse una flor en la solapa de la chaqueta para lucir compuesto.

—Llevan tildándome de iluso con más o menos tacto desde que tengo memoria. Creo que se debe a que la gente espera que lo sepa todo, porque enseguida desarrollé la fea costumbre de intentar ponerlo todo en palabras.

Alguien levantó la mano y él le cedió la palabra:

—¿Cómo se le ocurrió la idea para su libro?

Señaló la ventana y, con una sonrisa, contestó:

—Me topé con la Biblioteca de Alejandría.

La gente puso cara de no saber a qué se refería, por lo que añadió:

—Decidí mudarme a Alejandría al poco ...Leer más

A lomos de pasiones encendidas

White horse statue in Shaibet an Nakareyah Markaz El-Zakazik Ash Sharqia Governorate

Tirita del frío que hace esa mañana de invierno, que combate arrebujada dentro de su chupa de cuero con cuello de piel de marta. Le espera un largo día por delante, que acomete avanzando por las calles embarradas que ha dejado la lluvia de hace un rato tras de sí. Llega al lugar acordado, arranca un par de hojas de la libreta que lleva bajo el brazo y las coloca sobre el banco de mármol junto a ella para sentarse encima sin calarse las posaderas. Se sienta de piernas cruzadas, a la espera de que pasen a recogerla.

Y espera, pero, al cabo de un rato, cae en la cuenta de que deben haber cortado la circulación por esa zona porque, por no pasar, no pasa ni un solo turismo. Comienza a chispear, se mete la libreta por dentro de la chupa para que no se moje, se levanta y echa a andar, hoy no puede permitirse llegar tarde. Procura caminar pegada a los edificios para permanecer a cubierto de la ...Leer más

Chifón de color blanco

Soft Beach, Qesm Dahab, South Sinai Governorate

Salvo por las huellas que habían dejado plasmadas en la arena las ruedas del bus que le había traído hasta allí, hasta donde alcanzaba la vista, no había nada que dejara aventurar el progreso que la humanidad había acometido en los últimos siglos. Frente a él, se extendía una hilera de cabañas de madera con techos de hoja de palmera que daban directamente al mar. Al acercarse a una de ellas, pudo comprobar que los troncos se hallaban en un estado de putrefacción tal que hacía sorprendente que la estructura no se hubiera venido abajo hacía tiempo. Llamó a la puerta, esperó y, como no obtenía respuesta y la intriga por averiguar la función que cumplían aquellos habitáculos tan cochambrosos lo estaba matando, decidió colarse en el interior por una ventana que encontró entornada, a saber, poco más o menos que extendiéndole una invitación a que perpetrara allanamiento de morada. Dentro, le alivió descubrir que su infracción iba a pasar desapercibida, pues el espacio se hallaba hecho un asco y el mobiliario, patas arriba. ...Leer más

La carpa verde

Green Canopy, Ain Shams University, Faculty of Medicine, Cairo, Egypt

Ponerse a hojear el libro de texto que se había encontrado tirado sobre las escaleras de un colegio abandonado con el que se había topado dando un paseo por el barrio le hizo recordar que fue feliz en otro tiempo. De pronto, se deslizó de su interior una rosa prensada que cayó al suelo lentamente y con un movimiento pendular, teniendo a gala infinita gracilidad, casi como si estuviera presentándose al casting de una película muda.

El colegio aquel había resultado ser una mina de oro en lo que atañía a contener papelotes que lo indujeran a uno a retroceder en el tiempo. Se había encontrado, pues, con un anuncio de una excursión escolar, la redacción de un estudiante, el logo del equipo de fútbol del colegio y una lista con los resultados de unas elecciones a portavoz de clase.

De vuelta en casa, se había metido un chute de café antes de volcarse en inspeccionar sus tesoros para despertar recuerdos de otrora, aunque sabía que no le convenía ...Leer más

La oración matutina

The sea at Alexandria, Egypt

Son tantos y tan intrépidos los hijos de Alejandría que a la ciudad le faltan ojos y brazos para mantenerlos a todos a salvo. Estamos al albur de lo que decida hacer con nosotros y a lo mejor nos propondríamos tomar las riendas de nuestro devenir si no fuera porque enseguida nos duelen los pies y no hay como una madre que le lleve a uno a cuchus y le sepa meter en vereda.

La empresa para la que trabajo invita todos los veranos a sus empleados y a sus familias a un viaje de una semana con todos los gastos cubiertos. El destino se elige por mayoría y la empresa se encarga de organizar el transporte y reservar el alojamiento a todo el que se quiera apuntar. Un año tocó Alejandría. En mala hora, nos pareció aquella idea poco menos que apoteósica.

Nos subimos a los buses con ilusión y ganas de descubrir la ciudad cuya historia se halla jalonada por hitos para la humanidad. Estábamos todos como una moto, de los críos ni qué hablar. De ...Leer más

Las reliquias que acaparan espacio mental

El Shatby Historic Cemeteries, Alexandria, Egypt

Este es el sitio al que vengo a enterrar mis pesares y dejar volar mi imaginación. Me viene bien andar, me ayuda a despejarme, y el ejercicio nunca está de más. Va a llover, se nota en la consistencia que presenta la arena del suelo. A mi derecha, hay un grupo de columnas blancas, numeradas y de diferentes alturas que se hallan dispuestas en círculo en torno a una estatua, que también posee un número y que descansa sobre una base cuadrada. La estatua es de dos figuras con himationes fundiéndose en un abrazo que da pena de lo lánguido que resulta. Sobre la plataforma en la que se encuentran situados los pedruscos en cuestión crecen plantas perennes de apenas un par de centímetros de longitud y un verde obscuro.

Prosigo la marcha. De pronto, me siento observado. No veo salvo ojos por todas partes. Me doy la vuelta para asegurarme de que las estatuas se contentan con arrojarme miradas acechantes y continúo andando. Paso de largo lo que, a primera vista, me ...Leer más

Ecos de nostalgia

Meniet El Morshed, Egypt

Tengo por costumbre salir a dar un paseo a diario y, cada vez que paso por Izbat Al Milh, que está al lado de mi pueblo, Meniet El Morshed, no puedo evitar que me dé una punzada.

Las ruinas de lo que antes constituía la morada de Mohamed Attiyeh marcan la entrada a la localidad. Su historia corresponde a la de los últimos cincuenta años de esta aldea.

De la antigua tienda y la sombrilla que solía haber en el porche no quedan salvo piedras y leños desperdigados. La gente de la zona no sólo acudía a la tienda para abastecerse de lo que llevarse al boca, sino también para cobijarse del sol en verano y del frío en invierno. A Mohamed le gustaba sentarse con la gente que se reunía en el porche. Vestía una túnica blanca que, pese a que se dedicaba a trajinar con alimentos, no parecía ensuciársele nunca. También solía llevar una taqiyah confeccionada a partir de la misma tela.

Siempre se le veía con una sonrisa puesta, con independencia de ...Leer más