Supervivencia

Aleppo, Syria

Se situó a cubierto tras una pila de escombros. Ojo avizor, se puso a inspeccionar el panorama que se extendía ante él. El fulgor de las explosiones a lo lejos se reflejaba en sus pupilas. Como el halcón que se dedica a estudiar el terreno mientras espera pacientemente a que las circunstancias le sean favorables para poder abalanzarse en picado sobre su presa, él tenía un único objetivo en mente, no darle al otro opción de que volviera las tornas.

Necesitaba concentrarse para no entrar en pánico. Había diseñado un método a tal efecto. Debía controlar su respiración contando los segundos que transcurrían entre que inspiraba y espiraba. Sólo así lograría erigir un dique mental para contener el piélago de impresiones inconexas que amenazaba con encharcar su cerebro y usurpar su poder de decisión, que ya a esas alturas se reducía a activar o no el músculo que le fuera a llevar a apretar el gatillo.

Hacía rato que no oía el latido de su corazón. Todo indicaba que se le había gangrenado. ...Leer más

Cuando ya se tiene para comer

Loor a Dios

Amman, Jordan

Después de comprar el pan, le había quedado lo justo para montarse en un taxi compartido que lo fuera a dejar al lado de casa. No le parecía mala opción, sobre todo, si consideraba el tiempo que le iba a llevar cubrir la distancia a pata y lo cansado que se encontraba ya antes de emprender la caminata. Además, si alguna ventaja tenía hallarse en el Este de Amán, era la facilidad con la que uno podía largarse de allí, gracias a la cantidad de taxis compartidos que pululaban en aquella parte tan cochambrosa de la capital. No obstante, era la primera vez en varios días que se podía salir a la calle sin temer quedarse pajarito. Se estaba en la gloria fuera, con el sol dándole a uno en la espalda, por lo que, en el último momento, optó por ahorrarse el taxi.

Al poco de echar a andar, pasó junto a la casa en la que se había alojado por un par de días cuando, a su llegada a Amán, años atrás, había necesitado que ...Leer más

Junto al puesto de la vendedora de té

Ganador del concurso «Dos mil noches y un amanecer»

Khartoum, Sudan

Comprobé que lo llevaba todo conmigo antes de sentarme a tomar una taza de té en la plaza. Me había pasado media mañana haciendo la compra en el mercado de frutas y verduras, y, con el agotamiento que llevaba encima, no podía confiar en que, si no permanecía alerta a los cambios que pudieran sufrir mis circunstancias, no se me fuera a pasar por alto algo importante. El lugar se hallaba atestado de vendedores de té ambulantes y el olor a menta y clavo que flotaba en el ambiente incitaba a consumir. No obstante, aquel día, por alguna extraña razón, no abundaba la clientela. Pese a que las probabilidades de que llegara a encontrar algo en aquel paraje con lo que poder entretenerme o regalarme la vista no pintaban precisamente como para tirar cohetes, decidí quedarme un rato para ver si la cosa se animaba, pues, total, no tenía trabajo y en casa no me esperaba nada mejor qué hacer. Además, ¿quién sabía?, aún era relativamente temprano.

Me puse, pues, a leer ...Leer más

Nuestra ciudad nunca volvió a ser la misma tras la muerte de Saada

Finalista del concurso literario “Dos mil noches y un amanecer”

Idlib es una ciudad del norte de Siria que antiguamente era famosa por su cerámica y sus aceitunas. No obstante, al poco de estallar la guerra, quedó completamente arrasada por los ataques aéreos.

Que me llamen iluso, pero yo aún conservo la esperanza de que la suerte que acabe corriendo mi ciudad difiera de la que le tocó en gracia a Saada, del final de cuya historia sólo se sabe a ciencia cierta que fue trágico y desolador.

Saada era una señora que debía de rondar los sesenta y de la que nadie sabía cómo había ido a parar en nuestra ciudad. En Idlib, no había, no obstante, quien, como mínimo, no hubiera oído hablar de ella. El paso de los años no había sido especialmente clemente con la buena mujer. Tenía el rostro tan picado y estropeado que una imagen del mismo se habría dejado confundir fácilmente con la que pudiera haber tomado un satélite de la luna. Se cubría la cabeza con un ...Leer más

La virgen de Nippur

Finalista del concurso literario “Dos mil noches y un amanecer”

Me corroe la duda sobre dónde empieza y hasta dónde se extiende lo que me adscribe al sexo débil. Sé que, por mucho que me esfuerce en atinar con palabras favorecedoras a componer un relato chispeante, este jamás llegará a seducir por sus encantos sustantivos, porque mi dolor no se deja poner nombre. Cuando la oscuridad se cierne, las fieras de la noche sacan pecho y el único himno que se escucha es el de un pueblo que censura a quien desea expresarse enseñando escote y se regodea en un silencio cómplice.

Es posible que llegue el día en que, por fin, pueda vomitar todo eso que siento que no encuentra cabida en ninguno de los contenedores de formato preestablecido que se hallan a mi disposición. Sin embargo, dudo mucho que vaya a toparme con él a la vuelta de la esquina, pues primero he de crear y atrincherar el espacio donde poder encontrarme a solas conmigo misma, donde poder concatenar mis pensamientos hasta ...Leer más

El patio del terremoto

Finalista del concurso literario “Dos mil noches y un amanecer”

Los lugares nos habitan. Se instalan en nuestro fuero interno y, sobre ellos, imprimimos nuestros recuerdos. Constituyen el lienzo sobre el que se proyecta la peli de nuestras vidas. Y cuando los abandonamos, nuestro fuero interno se resiente, porque intuye que, para cuando regresemos a ellos pasado el tiempo, serán los recuerdos de otros los que los galopen.

Miro hacia el patio y me digo a mí mismo que menos mal que los abuelos lograron marcharse antes de que estallara la guerra. Todo está cubierto de escombros. El patio se ha vuelto gris ceniciento, hasta el césped, un gris oscuro que tiende a negro sobre los muros que quedan en pie. De pronto, vislumbro lo que queda de la pintada que uno de mis amigos de la juventud plasmó sobre uno de aquellos muros que encuadraban el patio y se me cae el alma a los pies. Estaba dedicada a la hija del vecino, por la que estaba colado, y rezaba:

«Si amarte es un crimen, será ...Leer más

Chauen, 1936

Ganador del segundo premio del concurso literario «Dos mil noches y un amanecer»

Corre, descalzo. Sus dos perseguidores le pisan los talones. Vista desde arriba, la ciudad parece de color blanco, pero, a pie de calle, las paredes y las puertas de las casas se revelan azul zafiro. Para darles esquinazo, trata de elegir las callejuelas por las que se mete de forma que su trayectoria parezca lo más aleatoria posible. Al mismo tiempo, no obstante, no puede permitirse olvidarse de por donde tuerce cada vez, pues teme que, de perderse por el laberíntico entramado de las travesías de esta localidad, ni el Altísimo pueda mostrarle la salida.

Lo probable es que los fundadores de esta ciudad también se hubieran hallado huyendo de algo. De lo contrario, no se habrían molestado en construir la ciudad sobre un desfiladero; en vez, la habrían erigido en un valle o a la orilla de un río.

Lo bien que le vendría en estos momentos poseer en la cima de un pico una fortaleza azul inexpugnable donde poder ponerse a refugio. ...Leer más

La vuelta a casa

Helwan, Egypt

¿Cuánto tiempo lleva ya en casa? No lo sabe a ciencia cierta. El gravamen emocional que le impone lo que para ella comportan las experiencias vividas en el extranjero, donde se ha pasado los últimos quince años, le nubla el juicio y le atrofia su capacidad para calibrar el tiempo transcurrido. Antes de partir rumbo a lo desconocido, era una niña con coletas y de mente límpida, del tipo de quienes aún no se han topado con las abracadabrantes contradicciones que se dan entre el conocimiento adquirido y la realidad tal cual se les manifiesta. Las tiritas con las que sus paisanos habían tratado de cerrar la herida narcisista que se habían hecho dándose de cabezazos contra la realidad no habían logrado parchear eficazmente el problema que constituía su incapacidad para superar sus diferencias, por lo que, finalmente, había acabado estallando la guerra que le había impulsado a alzar el vuelo.

Recuerda el empeño que comenzó a poner al frisar en la edad del pavo en conseguir escabullirse del control parental que ejercía su madre sobre ella para probarse vestidos de vida alegre. Su madre parecía querer evitar por ...Leer más

Reencuentro con deje de despedida

Tablat, Algeria

Recorres la alameda. El aroma del entorno te lava la memoria. La luz de un día despejado baña las montañas y el agua brinca por los despeñaderos recitando una letanía lírica. Del desierto, una brisa tropical acude a azotar la superficie terráquea. Convoca al espíritu de la nostalgia. La nevada que cayó ayer ha silenciado al mundo. Los almendros han comenzado a florecer.

Tablat ofrece una calurosa bienvenida a los recién allegados, que se parecen a las aves migratorias en tanto que no se dejan arredrar por las distancias a cubrir para establecer su domicilio temporal en un sitio o en otro y que se rigen por las estaciones a la hora de elegir hacia donde emprender rumbo.

Te rocías perfume sobre la ropa. A una cita quieres ir oliendo bien. Tratas de refrenar tus pasiones. No quieres que se te note que ella te pone nervioso. En el guión, pone que estáis hechos el uno para el otro. En el soportal que da a tu casa despuntan rosas, delicadas, como tu corazón. Al salir de casa, cierras la puerta con cuidado de no pegar un portazo para ...Leer más

La humanidad, en esencia

Mosque at Al Moez Street, Cairo, Egypt

Lama es una niña egipcia extremadamente culta que, para tener sólo nueve años, está muy espabilada. Últimamente, en los canales de televisión religiosos que le gusta sentarse a ver, han mencionado la palabra “humanidad” en repetidas ocasiones. Parece que las organizaciones sin ánimo de lucro ya no saben dónde anunciarse. También la ha visto empleada en un comentario a las decapitaciones de Dáesh publicado en Facebook. Está al tanto de que a la palabra se le asignan connotaciones positivas, pero no está segura de lo que significa.

Aquel día, se lo había pasado reflexionando acerca de las aplicaciones de la palabra y los adminículos contextuales de los que se sirve para obrar su magia. A media tarde, su curiosidad le pudo. Corrió a donde su madre y le espetó:

-Mamá, ¿qué es eso de “la humanidad”?

Su madre sonrió y dijo:

-No es algo que se pueda explicar, cada uno de nosotros ha de descubrirlo por su cuenta y confeccionarse una acepción a su medida que se ajuste a cómo se entiende a sí mismo. Si acaso, podría describirse como el conjunto de virtudes ...Leer más

Elige tu propia aventura

Si tan sólo el mundo pudiera ser cómo se supone que tiene que ser.

a) Gobernarlo sería un juego de niños.

b) Cederíamos la palabra a Daesh para que nos instruyera sobre cómo obedecer a la realidad ideal como procede.