Sabiduría ancestral

Saint Catherine's Monastery close to Sharm el Sheikh, Egypt

Corre el año 2066. Sé que es invierno, pero no sabría especificar más allá. Si estoy escribiendo esto sobre el revés de uno de los pergaminos de la antigüedad que atesora el monasterio que me hallo encargado de custodiar es porque no he encontrado otro soporte sobre el que dejar constancia de lo que ocurre a mi alrededor. Es de suma importancia que se sepa lo que sucedió aquí y el tiempo se me agota. Con esta, ya van seis, las veces que a lo largo de este año he estado a punto de mancillar uno de estos pergaminos para anotar sobre él mis últimas palabras, pensando que mi vida se hallaba llegando a su fin.

Las alfanas que montan los jinetes del Apocalipsis piafan y corvetean desbocadas en el exterior, y su relinchar reverbera por las paredes que se yerguen intramuros y tiemblan. El cielo lleva encapotado meses; como si el sol no se aventurara o dignara a presenciar lo que se avecina; como si quisiera protegerse de que la mierda lo salpique. ...Leer más

Ritos de paso

Shanway WA Kafr Al Badranah, Ashmoun, Menofia Governorate, Egypt

A la muerte de su hija, dejó de poder quedarse embarazada. Su marido tampoco se dejaba ver mucho por casa. Fue él quien, al echarse a sus brazos cuando ocurrió, asía la muñeca de su hija con fuerza, la misma a la que ella necesita poder acariciar el pelo todas las noches antes de acostarse para poder conciliar el sueño. Se acuerda de cuando, al levantarse, su alma seguía en el suelo. Su marido se agachó a recoger la serpiente muerta que le había lanzado su suegra porque estaba convencida de que su nuera estaba poseída por un espíritu de melancolía, al que había que pegar un susto para que abandonara su cuerpo y ella pudiera volver a quedar encinta. Hacía ya tiempo que se le había vencido el plazo que se les concede a las mujeres para estar en barbecho. También recuerda la última vez que la estrechó; ella ya no respondía. Le besó la frente; le llegó su olor. Le pellizcó la barbilla; tenía la piel seca. Le enjugó las lágrimas que ...Leer más

Siguiendo la luz

Bayt al-Suhaymi, Cairo, Egypt

Pega un sol de justicia. El asfalto está que echa humo. Lo patea al paso que su sopor le permite. Los edificios a ambos lados de la calle parecen ir a echársele encima, a aplastarla y confinarla a un espacio insignificante que la reduzca a una expresión redundante. Ya comienza a notar los efectos, pues le cuesta articular frases que expresen nada que no pueda quedar dicho con un emoticono y un signo de exclamación.

Trata de huir de la realidad, pero esta siempre se acaba imponiendo. El truco está en convertirse en piedra, una con una superficie rugosa, que se asemeje al asfalto, para que la realidad le pase por encima y la exposición a esta sea la justa. Lo malo es que la realidad no se molesta en lavarse los pies y, del fregado que le hace, acaba una con el alma de mugre hasta el tuétano. No tuvo en cuenta en su momento que pudiera perder la apuesta que hizo por su futuro, uno que con el tiempo se ha tornado en una estatua de sal, que ...Leer más

En las nubes

Jabal Yafuz, Yemen

Saqué la cabeza por la ventana del coche y dirigí la mirada hacia donde me indicaban. Las montañas se erguían imponentes hasta donde se hendían en las nubes y desaparecían de la vista. Pero lo que más me impactó fue el verde intenso que irradiaban. Mi padre aparcó el coche donde se acababa la carretera que conducía hasta la ladera de la cordillera Yafuz desde la ciudad de Hudayda y nos pidió que nos bajáramos. El resto del camino tocaba cubrirlo a pata. Íbamos a visitar por primera vez el pueblo de mis padres, que se emplazaba en la cima de una de aquellas montañas colosales.

Comenzamos el áspero ascenso y, en el primer puesto que encontramos para hacer una parada técnica junto al tenderete que habían montado unos lugareños para ofrecer a los excursionistas con qué allanarse la subida, nos alquilamos un burro para que nos llevara los trastos y unas bicis rudimentarias para los más entusiastas y ejercitados de entre nosotros.

Enseguida empezamos a ver arados y otras herramientas de labranza que parecían diseñadas a ojo y construidas a mano. Parecían constituir la suma de cuanto los ...Leer más

¿Quién ha abierto el grifo?

The Egyptian Forensic Medicine Authority in Cairo, Egypt

¿Y ese ruido? Suena como si alguien se hubiera dejado un grifo abierto, pero yo sé que eso no es posible, porque soy el único que se encuentra en el edificio y acabo de recorrérmelo de cabo a rabo para asegurarme de ello. Aguzo el oído para determinar su lugar de procedencia. Parece venir de la sala de autopsias. No obstante, juraría haberla dejado cerrada con llave. Vuelvo a ella. En efecto, se hallaba cerrada con llave. Entro. Resulta que sí que hay un grifo abierto. Lo cierro. Inspecciono los rincones donde alguien pudiera haberse escondido. Nada. Sólo somos yo y el joven que yace con el cráneo atravesado por una bala sobre la mesa de autopsia. Se ha debido de ver envuelto en un tiroteo.

A la mayoría, la morgue le da yuyu, pero no al tito Mahmud, que sólo le teme al Altísimo y no a ofender a los espíritus.

La morgue es un buen sitio para trabajar de noche. Es bastante tranquilo. La del Cairo posee dos puertas, una que da a la ...Leer más

Mi querido amigo, Sansón

Man leaned over green container, Directorate of Tourism, Latakia, Siria.jpg

¿Cuándo empezó Sansón a formar parte de mi historia? No sabría decir. Seguramente dependa de la fecha que se establezca como aquella en la que da comienzo mi historia. Aunque, puestos a fijarla en algún sitio, yo lo haría al marco de la ventana por la que me asomo cuando cuanto busco es dejar vagar mis pensamientos.

Yo soy un animal de costumbres. Por la mañana temprano, me gusta sentarme con mi vaso de leche a observar a la gente de la calle. Entre los madrugadores, suelen constar los estudiantes, los barrenderos, algún que otro de esos que gustan de salir a correr por las mañanas y los que tienen un trabajo de ocho a cinco, que no parecen tener prisa por llegar a su destino, pero a los que enseguida se les nota lo que les exaspera que los corredores se crucen en su camino. Mi jornada empieza por la tarde, con lo que me da tiempo a, después de haberme pasado un rato simplemente contemplando ...Leer más

Todo a su debido tiempo

Entrance to the walled city, Oujda, Morocco

Esta historia se remonta a cuando, con cuarenta y pico abriles, Leila decidió aprender a leer y escribir.

Leila se podía considerar una mujer afortunada. Estaba casada con un hombre que la amaba locamente y que seguía sintiéndose atraído por ella, pese a que ella ya no presentaba la apariencia física de antes de dar a luz a sus tres retoños.

Aunque su marido, Majnun, solía colmarla de atenciones y no escatimaba en piropos para mostrarle lo mucho que la quería, una vez que sus hijos se hicieron mayores y abandonaron el nido, decidió empezar a acudir una vez a la semana a un centro de alfabetización para mujeres de todas las edades en aras de lograr mantener a su hombre interesado en ella.

Empezó, pues, a asistir a las clases y, al cabo de un tiempo, su marido comenzó a notar cambios en su comportamiento. Sentía que lo rehuía, como que evitaba encontrarse con él a solas. Además, parecía hallarse desencantada de la vida.

Su repentino cambio de actitud respecto a su relación de pareja ...Leer más

De al-Anbariyin al fin del mundo

Kadhimiya, Baghdad, Irak

De un pie nos valemos para mantener el equilibrio y del otro, para romperlo.

Por lo visto, al darme a luz, mi madre fue profusamente elogiada por mi capacidad pulmonar. Debía de haber adquirido en su tripa una intuición de lo difícil que lo iba a tener para hacerme oír más adelante, lo cual no es de extrañar considerando que fui gestada y expulsada al mundo en un barrio de las afueras de Bagdad, al que se conoce por el nombre de Al-Anbariyin.

Es un barrio bien bonito, histórico, en el que destacan los ajimeces que sobresalen de las fachadas de madera de las casas con ventanas de cristal tintado. Por la tarde, el vapor que emana de los baños adonde la reina Aliya tenía por costumbre llevar a su hijo, el antiguo rey de Irak, Faysal II, a recibir tratamiento para el asma del que padecía le confiere un aire de misterio, que las palomas se dedican a acentuar con su arrullo. La de recuerdos que conservo de cuando era niña y salía de exploración ...Leer más

La fragancia de agar

House interior in Kuwait

La abuela Mariam les pegó una voz y la familia, compuesta por el padre, la madre y las dos nenas, Nur y Zainab, acudió a sentarse a la mesa. El olor que despedían las empanadas de espinacas que se encontraban sobre la mesa teníalos a todos salivando. Nur, que sabía que su abuela había cocinado las empanadas expresamente por ella, se sentía agasajada. No tardó, de resultas, en zamparse la porción que le había tocado y, al ir a repetir, para que nadie le quitara su trozo, se abalanzó sobre la fuente con ímpetu, lo que le llevó a tirar sin querer su plato al suelo, que, con el impacto, se rompió en mil pedazos. Acto seguido, el padre se puso hecho una furia, porque sabía lo mucho que significaba para su madre aquel plato de bordes afiligranados con un diseño de rosas doradas, pues esta lo había heredado de su propia madre y era el que le gustaba poner a quien quería homenajear cuando servía algo especial. Por consiguiente, levantó la mano para coger impulso y ...Leer más

Eco en el desierto

Merzouga, Morocco

Lágrimas resbalan por sus mejillas y caen al suelo, donde forman un charco sobre el que se abalanzan los pajaritos. En el desierto de Merzouga, no se desperdicia ni una gota de nada que fluya.

Ella:

—Los hombres no lloran.

Él:

—Como el cielo, y así nos va.

Ella:

—No pienso volver, que lo sepas.

Se han criado lado a lado, en el espacio comprendido entre la palmera y el olivo. No obstante, no fue hasta que cayó la noche de su trigésimo cumpleaños que se juntaron y él le hizo una promesa. “Cuando te pierdas en el desierto, sigue mi voz.” Al día siguiente, ella le confesó que le había ayudado a escapar de una pesadilla. Tal vez sea esa pesadilla lo único que los une de veras.

Coge una silla de madera del interior y se sienta en el jardín a fumarse un cigarrillo. Supo que había ocurrido algo en cuanto lo vio aparecer. Muhammad sólo acude a él para darle malas noticias y hacía ya tiempo que no se pasaba a hacerle una visita. Esta vez se trata de su ...Leer más