A Wasim no le iba a resultar fácil dar con la cuna de su historia, en la que radicaba la casa de sus abuelos, dado que apenas sabía nada de su lugar de origen. No obstante, conocer a Samir le hizo albergar esperanzas de llegar a lograrlo. Wasim rondaba los veinte, mientras que Samir tenía treinta años largos de talle.
Antiguamente, Blida era un ciudad conocida por las rosas que proliferaban en cada una de sus esquinas, por lo que Samir no tuvo más que mandar a Wasim que preguntara a los perfumistas por el lugar de procedencia de sus mejores rosas. Su periplo en pos de las flores y las rosas de las que se extrae la fragancia más exquisita había partido de las calles de París y le había llevado a dar con un perfumista que le propuso que se quedara a trabajar para él durante un mes, fines de semana incluidos, a cambio de que, al finalizar dicho periodo de tiempo, el perfumista le transportara a la ciudad de sus antepasados. Él ...Leer más