El edificio amarillo

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Seguía siendo el mismo, a pesar de que la pintura amarilla de sus paredes se hubiera desconchado y oscurecido. Bastante había aguantado en pie con todo lo que había llovido a lo largo de los años.

Erguido frente al colegio, me puse a recordar. Me acordaba como si hubiera ocurrido el día anterior de cuando de niño pedí ser transferido de vuelta a ese colegio. Se armó un revuelo del quince. El mundo se puso en mi contra. Hasta al gobierno, al que casi nunca se le daba vela en nuestros entierros, se le dejaba meter baza. Por lo visto, había sido expedida una ordenanza que establecía que los niños debían acudir a los colegios que hubiera en la vecindad de sus domicilios. Nos habíamos mudado hacía un año a las afueras y, por ende, a mí me tocaba cambiarme de colegio.

Pese a que el colegio nuevo se hallaba a un tiro de piedra de casa, en la plaza central del pueblecito en el que vivíamos, que se hallaba poblada de palmeras y árboles de todo tipo, el interior del colegio se revelaba desolador. Ni árboles, ni flores, ni pajarillos, ...Leer más

¿No es cuando cae la noche que se dejan ver los ladrones?

Ain El Kebira, Algerian countryside

Me hallaba doblando ropa cuando, de pronto, vi un trozo de papel entrar volando por la ventana abierta y caer a mis pies. Me agaché, lo recogí del suelo y advertí que contenía una nota que decía:

“Trepa que te trepa, tras el bosque.”

Debajo, figuraba una nota al pie:

“Lucas 9:11”

Me metí en Internet para consultar la Biblia online. El versículo en cuestión rezaba:

“Pero cuando la gente se dio cuenta de esto, le siguió.”

Aquel mensaje me tenía súper intrigada, por lo que decidí ponerme a investigar su significado, empezando por dar con el paradero del lugar al que hacía alusión.

Había quedado con una amiga para el día siguiente. En principio, teníamos previsto pasarnos el día comiéndonos los mocos, pero, a la luz de los recientes acontecimientos, se me ocurrió llamarla para proponerle un plan mejor.

-¡Hola, Tina! ¿Cómo andas?

-¡Hola, Emma! Tengo novedades.

Por un instante, dudé si contárselo. Pero ella enseguida se percató de mi vacilación y me instó a que continuara hablando.

-Me he encontrado un mensaje críptico escrito en un trozo de papel amarillento. ¿Te acuerdas del extranjero aquel? Creo que es quien me lo ha hecho llegar. Tenemos ...Leer más

Viven juntos en Babia, pero él sueña con regresar a Marte y ella, a Venus

Wadi Rum in Jordan

Quedaban para encontrarse al ocaso en las montañas una vez al mes. Las noches en la cumbre son gélidas y sorprendentemente pacíficas. Soñaban a lo grande, a lo monumental. A su alrededor, la naturaleza brillaba con colores tan vívidos que los llevaba a ellos a lividecer … hasta que la primavera llegó a su fin.

Se erguía en la cima de aquel monte púrpura que había asimilado la percusión de sus azarosos pasos y dejaba trotar su mirada por la enigmática ladera. Seguidamente, alzaba la vista al cielo y a las estrellas y los invocaba: “Con lo grande que es el mundo, ¿por qué tengo la constante impresión de que escasea el aire para respirar?”

Recordaba la primera vez que se sintió levitar. Las plantas de sus pies se despegaron del suelo y una versión suya de traza ingrávida se desprendió de ella y sobrevoló el mundo. Se sentía beoda de felicidad. Era como si hubiera adquirido la habilidad de hacerse invisible, de desaparecer tras una sonrisa tonta.

Aquel día, había trepado por el monte a toda brida, como si ...Leer más

El palacio

Faculty of Veterinary, Idfina, Egypt

¿Quién no ha soñado alguna vez con amanecer un día siendo un rey? Sé que sólo los niños se permiten soñar sin cargo de conciencia con convertirse en príncipes azules. A fin de cuentas, lo de lograr que una hermosa joven caiga rendida a los pies de uno y se preste a cabalgar con uno a lomos de un blanco corcel es algo que indudablemente ya sólo ocurre en las películas. No obstante, por mucho que me pese, he de confesar que yo también he caído en la tentación de dejarme llevar por mis ensoñaciones. Repetidas veces, para más inri. Cada vez que visitaba el palacio de Idfina, que fue uno de los palacios del rey Faruq, que gobernó Egipto y Sudán hasta principios de los años cincuenta del siglo pasado.

Cada vez que, de niño, mis padres me llevaban a visitar a mi familia materna, que vivía en Idfina, mi tío me invitaba a que le acompañara a su lugar de trabajo, que era nada más y nada menos que el palacio, que había sido rehabilitado para alojar la Facultad de Veterinaria. ...Leer más

Esa pócima con pinta de cortinaje opaco que deja un regusto amargo

Argana cafe and Yemaa el Fna square in Marrakesh

Tomo el café solo, sobre todo si es de buena calidad, como el que sirven en el café Argana, que es una cafetería chulísima a la que, desde que mi esposo y yo nos prometimos, acudimos cada vez que visitamos Marrakech. Nos gusta sentarnos en la terraza para poder asomarnos a la bulliciosa plaza de Yamaa el Fna, que nos trae recuerdos de nuestra historia compartida. A mi esposo, Arif, el sitio le chifla. De hecho, hizo en su momento un documental sobre los cafés de la plaza en el que el café Argana jugaba, como no podía ser de otro modo, el papel protagonista. Asimismo, varios de los relatos que ha escrito acerca de cómo nos enamoramos el uno del otro están ambientados en este café.

Aquel día, habíamos ido al café Argana, nos habíamos sentado en nuestro sitio habitual, habíamos pedido unos refrescos y, mientras los niños brincaban a nuestro alrededor, nos habíamos puesto a charlar de lo divino y de lo humano, y a disfrutar las vistas sobre la colorida plaza. Los aromas que flotaban en el ...Leer más

Enamorado de la costa africana

Le parc archéologique de Tipaza

Yo soy de Tipaza. Me crié y curtí al calor de la sabiduría que distingue a su bienaventurada gente, que, pese a ser de costumbres rudimentarias y talante sencillo (es lo que tiene dedicarse a arar el campo), se puede jactar de ser honrada. Sus restos arqueológicos de época romana y su gran bagaje cultural en términos generales han conferido a la ciudad un nombre a nivel internacional, y ya son muchos los turistas que la visitan todos los años.

Tengo por costumbre invitar cada año a un amigo mío a pasar las vacaciones de verano en mi ciudad conmigo y mi familia. Este año, ha venido a visitarme una persona de fuera de Argelia por la que siento mucho aprecio. Se llama Omar al-Halbi y es un ciclista sirio al que conocí en el Gran Tour de Argelia, durante el que, gracias a la oportunidad que le brindó el circuito de apreciar la belleza de la región, se quedó prendado de mi ciudad. Le invité para que, en esta ocasión, pudiera ...Leer más

¡Eres un puto cristiano!

Benghazi, Libya

Sentado frente al local, Naguib espanta moscas a manotazos. Desearía poder ahuyentar con la misma facilidad los temores que, en tropel, acuden a su mente y monopolizan su pensamiento. Suspira con vehemencia, en la esperanza de poder expulsar en un soplo la informe mole negra que azota sus entrañas. “Estoy jodido”, dice para su sayo.

De pronto, oye a un desconocido tararear a sus espaldas. La piel se le eriza de lo mucho que desentona en una calle como aquella, en la que se han llegado a cometer todo tipo de atrocidades a la luz del día, alguien que se entrega a un placer tan frívolo y, en apariencia, inocuo como aquel.

Para acallar sus miedos, Naguib le pone letra: “Corazones rotos, miradas errantes, caras de espanto …” Muhammad aparece acompañado de su familia. Al dirigirle la palabra, Naguib pega un respingo.

-¿Cómo lo llevas? -le pregunta.

-Voy tirando.

-¿Este cacho tierra pertenece a alguien o estamos aquí en territorio comanche? -demanda saber el desconocido.

-Has dado en el clavo. Esto es la jungla.

Su amigo, que no ha llegado a ...Leer más

El vacío que deja un cuerpo

Port of Tipasa, Algeria

Me duele que no quieras hacerme partícipe de tus aventuras. Llevo ya un mes sin recibir noticias tuyas. Tienes el teléfono apagado y ni me devuelves las llamadas ni respondes a mis mensajes. Me hallo tan fuera de mí que llamo a mi madre sin siquiera atender a la hora que es. Nada más descolgar el auricular, me pega un bufido. La he despertado. No tiene ni idea de dónde podrías estar, con lo que no sólo no logro avanzar en mis pesquisas por dar con tu paradero, sino que además me tengo que morder la lengua cuando, a renglón seguido, me lee la cartilla por haber hecho caso omiso a sus advertencias acerca de irme a vivir contigo. Cuelgo y me pongo a hojear mis antiguos cuadernos en la esperanza de encontrar algún garabato que me permita revivir los buenos momentos que compartimos. En efecto, enseguida detecto tu aroma, que se había quedado atrapado entre las páginas. Lo inhalo y trato de retenerlo durante el máximo tiempo posible. Al fin y al cabo, ...Leer más

Escalinata de ascensión al cielo

Sanaa, Yemen

Aprieto el paso para evitar derretirme bajo el sol abrasador, pues, en cuanto este alcanza el cénit de la bóveda celeste, aparte de hacerse extremadamente arduo avanzar por las calles, que enseguida se abarrotan de gente, no quedan sombras bajo las que guarecerse. El olor a incienso que ha hecho historia cargando el aire e instigando la fermentación de los ánimos durante siglos y siglos me abofetea el rostro según me voy abriendo paso. Finalmente, me planto frente a la escalera de caracol que ha de llevarme a mi destino. Asciendo paulatinamente para deleitarme la vista con la panorámica. De todas formas, tengo para rato, pues las escaleras parecen haber sido construidas para cubrir la distancia que media entre la tierra y el cielo. A fuerza de discurrir por aquí, a lo largo del tiempo, la gente ha ido puliendo la superficie de los escalones de piedra.

A medida que asciendo, me voy deteniendo a la altura de los ventanucos que se alinean a un lado de la torre para, a través de ellos, dejarme hechizar por los edificios que ...Leer más

La granja: un reducto de paz

Farm at Ad DIlinjat, Buheira, Egypt

Sé que no todo el mundo comparte mi afición, pero a mí lo que me priva, lo que me levanta el espíritu y me llena de felicidad es pasar tiempo en el campo: ver crecer las plantas, descansar a la sombra de un árbol, admirar la altura que llegan a alcanzar las palmeras, deleitarme con el aroma de las flores … Me gusta absorber de la naturaleza la energía positiva que necesito para estar de buen rollo con la gente con la que me tengo que relacionar a diario.

Cuando compré la granja, estaba en unas condiciones desastrosas. No obstante, la rehabilité y planté naranjos y limoneros. Un día, un amigo mío sufrió un ataque de ansiedad. En cuanto me enteré, le invité a que se viniera con su familia a pasar un día en la granja. Aprovechando la ocasión, avisé a unos cuantos amigos más. Antes de que se vinieran, me pasé un par de veces por la granja para acondicionarla, dejarlo todo preparado para su visita e inspeccionar el terreno para poder ...Leer más

Elige tu propia aventura

Quisiera destacar que el dosel forestal es frondoso.

a) Si no tuviéramos un Dios a quien poder agradecérselo, no podríamos confiar en que se fuera a mantenerse así de frondoso.

b) Nos tapa la vista de todos los fenómenos que se dan en el espacio que media entre nosotros y el cielo.