El patio del terremoto

Finalista del concurso literario “Dos mil noches y un amanecer”

Los lugares nos habitan. Se instalan en nuestro fuero interno y, sobre ellos, imprimimos nuestros recuerdos. Constituyen el lienzo sobre el que se proyecta la peli de nuestras vidas. Y cuando los abandonamos, nuestro fuero interno se resiente, porque intuye que, para cuando regresemos a ellos pasado el tiempo, serán los recuerdos de otros los que los galopen.

Miro hacia el patio y me digo a mí mismo que menos mal que los abuelos lograron marcharse antes de que estallara la guerra. Todo está cubierto de escombros. El patio se ha vuelto gris ceniciento, hasta el césped, un gris oscuro que tiende a negro sobre los muros que quedan en pie. De pronto, vislumbro lo que queda de la pintada que uno de mis amigos de la juventud plasmó sobre uno de aquellos muros que encuadraban el patio y se me cae el alma a los pies. Estaba dedicada a la hija del vecino, por la que estaba colado, y rezaba:

«Si amarte es un crimen, será mejor ...Leer más

Chauen, 1936

Ganador del segundo premio del concurso literario «Dos mil noches y un amanecer»

Corre, descalzo. Sus dos perseguidores le pisan los talones. Vista desde arriba, la ciudad parece de color blanco, pero, a pie de calle, las paredes y las puertas de las casas se revelan azul zafiro. Para darles esquinazo, trata de elegir las callejuelas por las que se mete de forma que su trayectoria parezca lo más aleatoria posible. Al mismo tiempo, no obstante, no puede permitirse olvidarse de por donde tuerce cada vez, pues teme que, de perderse por el laberíntico entramado de las travesías de esta localidad, ni el Altísimo pueda mostrarle la salida.

Lo probable es que los fundadores de esta ciudad también se hubieran hallado huyendo de algo. De lo contrario, no se habrían molestado en construir la ciudad sobre un desfiladero; en vez, la habrían erigido en un valle o a la orilla de un río.

Lo bien que le vendría en estos momentos poseer en la cima de un pico una fortaleza azul inexpugnable donde poder ponerse a refugio.

Llega a ...Leer más

Un viaje de retorno al hogar

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230. Se puede poner de varias maneras. Dos cientos treinta, un incremento en la cantidad de obras que recibió la primera edición del concurso “Las mil noches y un amanecer” del 277 por ciento, un éxito rotundo. Y así nos sentimos: extáticos.

Ya hemos empezado a leer los relatos que ha recibido el concurso literario “Dos mil noches y un amanecer” y podemos afirmar sin temor a equivocarnos que los resultados prometen. Apenas nos hemos podido contener en ocasiones las ganas de consultar vuelos para planear nuestras próximas vacaciones al descubrir algunos de los lugares a los que insuflan vida sus cuidadosamente elegidas metáforas.

El jurado necesita ahora poder tomarse un tiempo para dejarse embaucar por la magia de sus palabras y, tras romper el hechizo que pudiera mermar su capacidad analítica, decidir qué cinco relatos merecen ser proclamados finalistas. Por eso, el veredicto del jurado, como todas las cosas buenas, va a hacerse esperar. Más concretamente, hasta finales de febrero. En cuanto tengamos los cinco relatos finalistas traducidos tanto al inglés como ...Leer más

La vuelta a casa

Helwan, Egypt

¿Cuánto tiempo lleva ya en casa? No lo sabe a ciencia cierta. El gravamen emocional que le impone lo que para ella comportan las experiencias vividas en el extranjero, donde se ha pasado los últimos quince años, le nubla el juicio y le atrofia su capacidad para calibrar el tiempo transcurrido. Antes de partir rumbo a lo desconocido, era una niña con coletas y de mente límpida, del tipo de quienes aún no se han topado con las abracadabrantes contradicciones que se dan entre el conocimiento adquirido y la realidad tal cual se les manifiesta. Las tiritas con las que sus paisanos habían tratado de cerrar la herida narcisista que se habían hecho dándose de cabezazos contra la realidad no habían logrado parchear eficazmente el problema que constituía su incapacidad para superar sus diferencias, por lo que, finalmente, había acabado estallando la guerra que le había impulsado a alzar el vuelo.

Recuerda el empeño que comenzó a poner al frisar en la edad del pavo en conseguir escabullirse del control parental que ejercía su madre sobre ella para probarse vestidos de vida alegre. Su madre parecía querer evitar por ...Leer más

Reencuentro con deje de despedida

Tablat, Algeria

Recorres la alameda. El aroma del entorno te lava la memoria. La luz de un día despejado baña las montañas y el agua brinca por los despeñaderos recitando una letanía lírica. Del desierto, una brisa tropical acude a azotar la superficie terráquea. Convoca al espíritu de la nostalgia. La nevada que cayó ayer ha silenciado al mundo. Los almendros han comenzado a florecer.

Tablat ofrece una calurosa bienvenida a los recién allegados, que se parecen a las aves migratorias en tanto que no se dejan arredrar por las distancias a cubrir para establecer su domicilio temporal en un sitio o en otro y que se rigen por las estaciones a la hora de elegir hacia donde emprender rumbo.

Te rocías perfume sobre la ropa. A una cita quieres ir oliendo bien. Tratas de refrenar tus pasiones. No quieres que se te note que ella te pone nervioso. En el guión, pone que estáis hechos el uno para el otro. En el soportal que da a tu casa despuntan rosas, delicadas, como tu corazón. Al salir de casa, cierras la puerta con cuidado de no pegar un portazo para ...Leer más

La humanidad, en esencia

Mosque at Al Moez Street, Cairo, Egypt

Lama es una niña egipcia extremadamente culta que, para tener sólo nueve años, está muy espabilada. Últimamente, en los canales de televisión religiosos que le gusta sentarse a ver, han mencionado la palabra “humanidad” en repetidas ocasiones. Parece que las organizaciones sin ánimo de lucro ya no saben dónde anunciarse. También la ha visto empleada en un comentario a las decapitaciones de Dáesh publicado en Facebook. Está al tanto de que a la palabra se le asignan connotaciones positivas, pero no está segura de lo que significa.

Aquel día, se lo había pasado reflexionando acerca de las aplicaciones de la palabra y los adminículos contextuales de los que se sirve para obrar su magia. A media tarde, su curiosidad le pudo. Corrió a donde su madre y le espetó:

-Mamá, ¿qué es eso de “la humanidad”?

Su madre sonrió y dijo:

-No es algo que se pueda explicar, cada uno de nosotros ha de descubrirlo por su cuenta y confeccionarse una acepción a su medida que se ajuste a cómo se entiende a sí mismo. Si acaso, podría describirse como el conjunto de virtudes ...Leer más

El chaval y la fortaleza

Bordj El Kiffan Algeria

Ahmed, a sus seis abriles, ya está hecho todo un machote de mente despierta, curiosidad pujante, imaginación galopante y cándidos rasgos faciales. Reside en la ciudad de la fortaleza de alto copete erigida junto al mar en medio de una playa de dunas de arena fina que recibe el nombre de “Bordj El Kiffan”, que, por estos lares, se deja en la versión apocopada de “Bordj”. Fue construida por militares hace varios siglos, durante el imperio otomano. En otro tiempo, era defendida por todo un escuadrón de soldados que se colocaban al pie de los suntuosos cañones que, asomando el morro por las almenas, aún coronan la estructura y acerca de los que a la sazón circulaba una plétora de leyendas de terror destinadas a mantener a los moros lejos de la costa.

Su imponente silueta se recorta contra el azul soñador que casa una tonalidad celeste con una marítima. Su misión consistía en atalayar las aguas para evitar que ningún forajido que, de lejos, pudiera haberle echado el ojo a la joya que se extendía tierra adentro se aventurara a soltar amarras y acercarse ...Leer más

La muela del juicio

Kobani Syria

“Muela del juicio,
como si se tratara lo que me aplasta de algo corriente y moliente,
como si se tratara de avena que me fuera a ayudar a hacer la digestión,
muéleme los pesares, hazlos puré alible.”

No somos cuatro gatos. Somos cientos de miles, sólo que estamos dispersos, repartidos a ambos lados de las fronteras políticas, en un territorio que no se halla bajo nuestra jurisdicción.

A las afueras de la ciudad de Kobane, en un recodo del mundo presa del terror, una belleza curda se recuesta sobre una colina que su unidad tiene el deber de defender.

Con ambas manos, Berivan estruja su fusil de asalto como si le pudiera exprimir protección, afina la voz y, como si le fuera la vida en ello, canta a su muela del juicio. Todo sea por, cuando menos, fingir que uno puede olvidarse, aunque sea brevemente, de la desesperación imperante.

Da la sensación de que la negra noche se dilata a placer y ella teme no llegar nunca a poder dejarla atrás en la noche de los tiempos. De hecho, teme no llegar ...Leer más

Turbante añil

Hoggar Mountains, Algeria

Sus ojos arrojan por entre los pliegues de su turbante añil una mirada asendereada que se posa en el espejo retrovisor. De pronto, el mundo entero parece girar en torno a lo que encierra esa mirada que se pierde en el horizonte que dejamos atrás. Se halla ocupando el asiento del copiloto para indicar al conductor cómo llegar al macizo de Ahaggar.

Los minutos se nos conceden con cuentagotas. La sinuosa pista de tierra por la que conducimos se extiende infinita ante nosotros. Por la ventanilla, las dunas del desierto se dejan ver componiendo el paisaje. Para que el trayecto no se me haga tan plomizo, fijo la vista en el reflejo del rostro velado de Azuz que cristaliza en el espejo retrovisor. Además, necesito romper el hechizo que ejerce sobre mí su mirada, aunque, en el fondo, sepa que de nada sirve, pues, cuanto más la estudio, más se me escapa, más me atrapa, y lentamente me voy hundiendo en el piélago de sentidos que comporta. Me retrepo en el asiento y, de pronto, nuestras miradas se cruzan. Azuz se ha incorporado ...Leer más

Elige tu propia aventura

Imagina

a) un pibón de mirada penetrante que teje relatos apasionantes con la elocuencia que ha pulido ensayando a transmitir los mitos que le han legado sus antepasados.

b) un genio de la lámpara.