Génesis

The Arui Cave in the Tafilah Governorate, Jordan

En otoño, que es la mejor época para cazar cabras en la región de La Bella, que se sitúa a doscientos kilómetros de la capital jordana, son muchos los cazadores que se meten en la cueva que llaman El Arrui para refugiarse del frío. Hay quienes incluso pernoctan en su interior.

El Arrui se encuentra situado en un enclave verde por el que discurre un arroyo cuyas aguas forman unas cataratas preciosas al caer por un barranco que se halla a tan sólo unos pocos metros. Cuando el arroyo arrastra leños, los cazadores saben que las temperaturas van a subir.

Hacia el sur, los excursionistas que frecuentan estos parajes han levantado un altarcito a un tal Sulmán, que, por lo visto, fue un cazador que murió a raíz de una mordedura de serpiente. Son muchos los que han perdido la vida por estas latitudes. Las causas principales son las que se enumeran a continuación:

1. Las serpientes poseen colmillos afilados.
2. Las cabras de los alrededores, a las que se conoce por ...Leer más

Si yo te contara

The Treasury, Petra, Jordan

—Cuéntame, ¿cómo es tu ciudad, la gente, la chicas, en definitiva, la competencia?

Yo quería contestarle, pero no me salían las palabras. En vez, me llevé su mano a los labios y le planté un beso en el dorso. Estábamos sentados en un banco de madera, rodeados de velas y frente al Tesoro de Petra. Me quedé mirándola, estaba preciosa.

—Ya veo que eres un lanzado de esos que no gastan saliva más que en lo estrictamente necesario. Espero que eso incluya por lo menos una alusión a la luna y las estrellas.

Sonrió y se atusó la melena. Me había dado cuenta de que llevaba toda la tarde intentando evitar que me percatara de que llevaba un audífono, pero yo no me atrevía a decirle que no se preocupara, que no me parecía que le quedara mal, porque no quería avergonzarla.

—Toma, —me dijo tendiéndome un lápiz de ojos negro que se había puesto a buscar en el interior de su bolso de cuero momentos antes —ya que no eres muy dicharachero y parece que le has ...Leer más

Cuando ya se tiene para comer

Loor a Dios

Amman, Jordan

Después de comprar el pan, le había quedado lo justo para montarse en un taxi compartido que lo fuera a dejar al lado de casa. No le parecía mala opción, sobre todo, si consideraba el tiempo que le iba a llevar cubrir la distancia a pata y lo cansado que se encontraba ya antes de emprender la caminata. Además, si alguna ventaja tenía hallarse en el Este de Amán, era la facilidad con la que uno podía largarse de allí, gracias a la cantidad de taxis compartidos que pululaban en aquella parte tan cochambrosa de la capital. No obstante, era la primera vez en varios días que se podía salir a la calle sin temer quedarse pajarito. Se estaba en la gloria fuera, con el sol dándole a uno en la espalda, por lo que, en el último momento, optó por ahorrarse el taxi.

Al poco de echar a andar, pasó junto a la casa en la que se había alojado por un par de días cuando, a su llegada a Amán, años atrás, había necesitado que ...Leer más

Viven juntos en Babia, pero él sueña con regresar a Marte y ella, a Venus

Wadi Rum in Jordan

Quedaban para encontrarse al ocaso en las montañas una vez al mes. Las noches en la cumbre son gélidas y sorprendentemente pacíficas. Soñaban a lo grande, a lo monumental. A su alrededor, la naturaleza brillaba con colores tan vívidos que los llevaba a ellos a lividecer … hasta que la primavera llegó a su fin.

Se erguía en la cima de aquel monte púrpura que había asimilado la percusión de sus azarosos pasos y dejaba trotar su mirada por la enigmática ladera. Seguidamente, alzaba la vista al cielo y a las estrellas y los invocaba: “Con lo grande que es el mundo, ¿por qué tengo la constante impresión de que escasea el aire para respirar?”

Recordaba la primera vez que se sintió levitar. Las plantas de sus pies se despegaron del suelo y una versión suya de traza ingrávida se desprendió de ella y sobrevoló el mundo. Se sentía beoda de felicidad. Era como si hubiera adquirido la habilidad de hacerse invisible, de desaparecer tras una sonrisa tonta.

Aquel día, había trepado por el monte a toda brida, ...Leer más

La historia de Bater

Zoco Al-Bukhariyeh en Ammán, Jordania

Sale a la calle de madrugada; la ciudad aún duerme. Debe atravesar varios barrios para llegar al zoco de Al-Bukharia en el centro de Ammán, por cuyas estrechas y congestionadas arterias se dedica a empujar su carro y a vender las exquisitas tartas que se hallan apiladas en su interior y que cocina antes de acostarse por la noche siguiendo una receta secreta que ha confeccionado él mismo a partir del poso de sabiduría y paciencia que le han legado las vivencias que lo han marcado a lo largo de los años. Fija su mercancía cubriéndola con una fina malla anti-mosquitos.

A sus sesenta años, el padre de Bater disfruta como un enano de su día a día, lo que, a su vez, hace que las arrugas que le surcan la frente a raíz del cansancio que acumula a lo largo de la jornada parezcan menos profundas. Con una sonrisa, se para a saludar a todo el mundo durante su itinerario cotidiano por el gran zoco, en el que proliferan las tiendas ...Leer más

Deus ex machina

Sabeel AlHoriyat, Amman, Jordan

¡Era un incordio tener que estar venga a brincar por encima de las patorras de aquel viejales tirado sobre la acera! No obstante, nunca le daba tiempo a recriminarle su falta de civismo, porque, siempre que se topaba con él, lo que primaba era evitar que sus perseguidores le echaran el guante. Para sisar con arte había que aprender a ser ágil y a volverse invisible. A tal efecto, solía llevar un pañuelo ocultándole la parte inferior del rostro. A fin de cuentas, el viejales, que se conocía el casco antiguo de Ammán como la palma de su mano y por cuyas venas corría el alma de la ciudad, estaba en su derecho de repantingarse donde le diera la real gana, un derecho que no se privó de ejercer en ningún momento, hasta que Ahed le ofreció una alternativa a su indigente trashumancia.

Se ganaba la vida con la mendicidad, ocupación para la que tampoco venía mal saber pasar desapercibido. Le gustaba haraganear por el zoco de las verduras. Para evitar que el sol añadiera más patetismo ...Leer más

La tumba

El campo de refugiados palestinos Baqaa en Jordania, al norte de Amman

Apenas quedan unas horas para que amanezca y dé comienzo el Eid.

¿Qué has dispuesto para la ocasión? ¿Lamentarán tus hijos haber nacido?

Se arremolinan junto al estante con las tarrinas de dulces y se niegan a abandonar la tienda y volver a casa con las manos vacías.

Estas fiestas toca que cicatricen las heridas que llevan todo el año sin querer cerrarse. Si no, la cosa pinta muy negra. Tienes el corazón al borde del colapso, enseguida pierdes la capacidad de concentración y te refugias en un silencio sepulcral, que veteas con el humo de tus cigarrillos, que se espesa en el techo hojalata de tu habitación.

¿Has incluido en tus cálculos la ayuda económica que quieres prestar a tus hermanas? ¿Has hecho bien las cuentas para que no les falte qué llevarse a la boca a tus inconsolables criaturas, cuyos insistentes ruegos por que les des de comer cordero estás venga a desoír?

Unas alitas de pollo habrán de bastar para acallar sus súplicas y para ...Leer más

La carcajada

Nieve en Irbid, Jordania

Fulano se quedó mirando la pantalla de su teléfono móvil. La noche iba llegando a su fin. Afuera, la nieve enmoquetaba las oscuras calles. Estaba vendido a su móvil. La electricidad llevaba días cortada y el único cacharro tecnológico de toda la casa que no se había visto afectado era aquel. Le había salido por trescientos dinares, que era a lo que ascendía su sueldo mensual. Se dirigió hacia la cocina guiándose por la mustia luz que despedían las velas que había plantado en el pasillo. Pisó una vela sin querer y se puso a jurar en hebreo, soltando todo tipo de improperios contra la vela y los muertos de Prometeo. Al cabo, profirió una sonora carcajada. Fulano no era, cómo quien dice, un dechado de virtudes, pero su capacidad para, rasca que te rasca, sacarle a todo su lado cómico era verdaderamente encomiable. Cuando se percató de que su mujer le ponía los tochos y de que su hijo no perdía ocasión de ridiculizarlo a sus espaldas, simplemente ...Leer más

Érase una vez la ciudad rosa

Las ruinas de la ciudad de Petra, Jordania

De pronto, sentí una necesidad acuciante de sentarme sobre las salinas dunas del desierto. Los rayos del sol naciente se infiltraban entre los rocosos muros de la colosal ciudad que se extendía ante mí e incidían sobre la superficie reflectante de unas botellas que yacían desperdigadas por el terreno. Nada más percatarme de las dimensiones del piso superior, desistí de intentar recorrerme la ciudad entera a pata, tan sólo asistido por mis dos enclenques extremidades. Mi cabello rubio me caía sobre los hombros.

Por un lance de fortuna, cayeron en mi poder tras asistir a una subasta pública unos manuscritos atribuidos a un tal Dewy que databan de 1830. Tuve que contrastar la información que mis ojos proporcionaban a mi cerebro con lo que figuraba redactado en aquellos vetustos manuscritos, que no sólo daban fe de que la ciudad rosa existía, sino también de que llevaba en pie desde el siglo cuarto antes de Cristo. Descocada, vestía un morado que azoraba a las estrellas que se habían quedado rezagadas en el cielo. Con sus encantos al descubierto, exhibía una belleza que ...Leer más

Abila y su historia

Ruinas de Abila, sitio arqueológico en Jordania, cerca de Irbid

Un radiante día primaveral, de bonico como los que sólo se dan en Jordania, nos contagiamos de la alegría de vivir que flotaba en el ambiente y decidimos irnos de excursión a conocer la provincia aledaña a la nuestra, que, en esta época del año, de todos es sabido que entra en ebullición, con todo tipo de flores eclosionando al unísono.

Sentado frente a un yacimiento arqueológico de belleza y esplendor sin par, me sumí en un piélago de cavilaciones que me llevaron a plantearme hasta qué punto no sería sensato postular que los lugares que acumulan más historia gozan de una ubicación geográfica que se presta a tal efecto. Al fin y al cabo, había sido toda una macedonia de pueblos la que, durante, qué digo cientos, miles de años, se había consagrado a troquelar el paisaje de en derrredor. Me acordé, a su vez, de aquel profesor que me daba clase de niño y que, en su momento, logró persuadir al colegio para que acogiera a ...Leer más

Elige tu propia aventura

Bendito sea el Señor por habernos enviado a arqueólogos americanos.

a) Son bestiales a la hora de rescatar de caer en el olvido lo que nosotros mismos no hemos permitido que conforme nuestra memoria colectiva.

b) Parecen encantados de aviarnos los yacimientos arqueológicos para que gusten a los turistas.