El héroe de la ciudad

Manbij, tejados en Siria

Siempre he querido que me vieran como un héroe, al menos una vez en la vida. Mi ciudad es un hervidero de delincuentes. En una ocasión, vi cómo unos chavales se liaban a puñetazos con un niño escuchimizado porque los había interrumpido mientras jugaban al pasar a su lado. También presencié en otra ocasión una pelea entre adultos. Un señor barrigudo trató de zanjar la refriega separando a los contrincantes antes de que la cosa llegara a mayores, pero, para cuando intervino, los ánimos ya se hallaban demasiado caldeados. Uno descalabró a otro y, antes de que a nadie le diera tiempo a reaccionar, se confundió entre la marabunta de gente que se había congregado en torno al suceso. En cuanto la gente se percató de lo ocurrido, comenzó a vociferar: “¡Horror! ¡Canallas!” No obstante, apenas hubo la sangre comenzado a teñir la acera, los alaridos se trocaron en vítores que ensalzaban al hombre que había intercedido por la concordia: “¡Qué grande eres, oh, tú, nuestro héroe!”

Otra vez, estando en ...Leer más

Taforalt: La memoria colectiva y el recuerdo individual

Taforalt, mountainous landscape in the North of Morocco

La fiesta del club cultural concluyó tras el acto que se celebró en homenaje a los docentes jubilados de la ciudad de Berkan. Lo habían obsequiado con un certificado de excelencia en reconocimiento a toda una vida dedicada a la enseñanza. Por desgracia, presentaba un gazapo en el nombre y, además, su confesión religiosa no concordaba con la que le habían adjudicado. Se montó en el coche y arrancó con rumbo a Taforalt, que llevaba un tiempo sin poder sacarse de la cabeza, a pesar del apretado programa de actividades que le había saturado la agenda últimamente. Se sentía levitar sisando unos instantes de paz a la vorágine cotidiana, mientras disfrutaba con cada giro y en cada pendiente de la imponente belleza de los montes de Beni Snassen. Aparcó el coche a pocos metros de la tumba de su abuelo y se aproximó con respeto y solemnidad. Acto seguido, se puso a declamar:

-La paz sea con vosotros que habéis cruzado el umbral del más allá. Nos habéis mostrado el camino a seguir y nosotros, vuestra ...Leer más

Cita a orillas del Nilo

Vistas sobre el Nilo en el Cairo

Una sonrisa radiante irradía simpatía. Los ojos son, por un lado, las ventanas del alma y, por el otro, los cañones que, disparando miradas tórridas, desarman corazones introvertidos. Al encuentro acuden las ganas de reír, llorar y aguantar la respiración.

Ahora que he encerado y acerado mis armas de seducción, ya estoy listo para entrar en acción. Miro la hora. Todavía queda tiempo. Estudio mi aspecto en el reflejo que me devuelve la luna de un coche aparcado en la acera. Reparo en que el viento me ha enredado ligeramente el pelo. Me saco un peine del bolsillo y trato de arreglarme el estropicio capilar. Echo un vistazo a mis zapatos. Su aseo deja que desear. Me agacho y, con un pañuelo de papel, los lustro hasta dejarlos en un pispás como los chorros del oro.

Primero pasearemos un rato lado a lado junto al Nilo. Al deslizar ella su mirada por el atardecer, sus ojos se teñirán de azul crepuscular, su sedoso cabello brillará con aún mayor intensidad, si cabe, que de costumbre, y su largo cuello se enunciará como el summum ...Leer más

Abila y su historia

Ruinas de Abila, sitio arqueológico en Jordania, cerca de Irbid

Un radiante día primaveral, de bonico como los que sólo se dan en Jordania, nos contagiamos de la alegría de vivir que flotaba en el ambiente y decidimos irnos de excursión a conocer la provincia aledaña a la nuestra, que, en esta época del año, de todos es sabido que entra en ebullición, con todo tipo de flores eclosionando al unísono.

Sentado frente a un yacimiento arqueológico de belleza y esplendor sin par, me sumí en un piélago de cavilaciones que me llevaron a plantearme hasta qué punto no sería sensato postular que los lugares que acumulan más historia gozan de una ubicación geográfica que se presta a tal efecto. Al fin y al cabo, había sido toda una macedonia de pueblos la que, durante, qué digo cientos, miles de años, se había consagrado a troquelar el paisaje de en derrredor. Me acordé, a su vez, de aquel profesor que me daba clase de niño y que, en su momento, logró persuadir al colegio para que acogiera a un ...Leer más

Las ruinas de Volubilis

Volubilis Marruecos

Los relatos de viajes y aventuras siempre han fascinado al ser humano. A fin de cuentas, ¿a quién no le gusta viajar a las diversas ciudades comprendidas en este nuestro vasto mundo y descubrir la cultura de otros países? La que os voy a narrar es la historia de una ciudad entre mítica e histórica sita en Marruecos, más concretamente, al oeste de la ciudad Mulay Idrís. Se trata de Volubilis, una ciudad que visité hace ya varios años durante un recorrido que hice por este precioso país que es Marruecos. La ciudad es famosa, por un lado, por hallarse emplazada en una región de tierra fértil y, por otro, por la majestuosidad de sus edificaciones, que se remontan al inicio de los tiempos. Las ruinas dan fe de que, a lo largo de los siglos, han sido múltiples los pueblos que se han asentado en la zona (los romanos, los bereberes, los bizantinos, …). El iterativo relevo cultural al que fue sometida ha acabado dotando a la ciudad de un sugestivo eclecticismo arquitectónico. En 1997, la UNESCO ...Leer más

Bloque de cemento con vistas al mar

Vista panoramica nocturna en Alejandria

Esta vez, he decidido cambiar de veras. A fin de cuentas, es precisamente a próposito de episodios cotidianos de vitola semejante que uno debería sentirse impelido a pasar revista a su manual de conducta. Definitivamente, es ahora o nunca. Todo resoluto, me autoinculco: En esta ocasión, toca cambiar forzosamente. Y aquí me hallo, rompiendo con mi bien afianzada rutina diaria. En vez de volver del trabajo directamente a casa, enristro hacia el mar.

Desde hace años, sueño con disponer de tiempo como para poder pegarme un garbeo por la orilla más a menudo. Resulta, pues, que a mí el mar me vuelve loco. Pero no como al resto de la gente (está visto que el mar le pirria a todo hijo de vecino). No, a mí me fascina de veras. Me encanta sentarme frente a él, zambullirme en él, … y siempre he deseado poseer un gran apartamento en una planta alta con vistas al mar. ¡Con decir que, básicamente, no hay pescado que no haya probado y con el que no ...Leer más

La ciudad soterrada

Yacimiento arqueológico de Zeiraqun en el Norte de Jordania, cerca de Irbid

Se agachó y, sobre la tersa piel de su frente, le plantó un último beso de despedida. Había intentado alabear el inexorable paso del tiempo para poder demorarse un rato más paladeando la exquisita fragancia que encapsulaba la balsa de su amor. Sin embargo, el destino la había conminado a caminar sola hasta donde unos colosales menhires de azabache cercenaban el ancho del camino hasta dejarlo reducido a la mitad. Todo lo que estos habían presenciado en no pocos lustros ciertamente revalorizaba su pétrea discreción, pues habían sido muchos los trotamundos que habían pernoctado en la ciudad soterrada, sobre la que día y noche pendía la amenaza de que la estructura que abovedaba los anfiteatros esculpidos en la roca fuera a hundirse, dándole sepultura. Las palabras de él reverberaban en su cabeza. Exangüe, había procurado cerciorarse, atendiendo a sus últimos estertores, de que él hacía las paces con su fatídico sino. Al fin, podría retozar en sueños al abrigo del egregio silencio intemporal. Ella, en su ...Leer más

Las sombras se prestan al equívoco

Vistas sobre Alejandría, Egipto

Érase una vez, en una de las provincias costeras, un joven de unos treinta abriles al que le gustaba el deporte y al que le costó la intemerata encontrar un empleo con el que poder hacer realidad sus sueños. Tuvo que dedicarse varios años a buscarlo e invertir mucha saliva en reiterar su valía por activa y por pasiva: Viajó a Hurgada, a Sharm el-Sheij, a Alejandría, así como a otras ciudades varias; se presentó a exámenes, a entrevistas, … Básicamente, hizo lo posible por convertirse poco menos que en el candidato de anuncio. No obstante, en respuesta a sus solicitudes, siempre le endilgaban la famosa cita de Míster Sistema Operativo: “Nos pondremos en contacto con usted.” A pesar de haberse licenciado en Derecho con excelentes calificaciones, nadie parecía dispuesto a ofrecerle una oportunidad laboral que le permitiera convertirse en alguien en la vida. Con todo, al cabo de varios años, consiguió finalmente un puesto de trabajo.

Echó un vistazo al reloj y sonrió. Se había puesto su mejor traje e iba hecho ...Leer más

Inmiscuir a extraños en los desaguisados domésticos no tiene perdón de Dios

Casa azul en el Cairo, Egipto

El sol brillaba anunciando el inicio de un nuevo día. El cenicero estaba a rebosar de colillas. Realizó sus abluciones y se puso a rezar. Cerró los ojos para, aguzando el oído, atender a la voz de la nación musulmana, que lo estrechó entre sus brazos con ternura y le imprimió un beso sobre cada una de sus mejillas antes de marcharse en paz. Ella acababa de bajar las escaleras y le comunicó que salía a hacer unos recados. Algo le hizo seguirla con la mirada para ver si, pasada la puerta principal, giraba a la derecha o a la izquierda. Tarde. De pronto, ni rastro de ella. Él se frotó los ojos y echó un último vistazo en derredor para cerciorarse de que ella se había ido, permitiendo que su ausencia se depositara en su interior. Corrió entonces a deshacer la maleta, que había hecho hacía tan sólo unos días, cuando las cosas se empezaron a poner feas en su pueblo y la única escapatoria viable que se le ocurrió fue la de emigrar al Cairo.

Sólo tenía ...Leer más

Mi pueblo

Calle de Damieta, ciudad en Egipto

A las diez y media, el sol entolda mi habitación de dorado. Como un vampiro jubilado, estoy a la espera de que anochezca para poder salir. Las calles llaman a pasear. El sol adhiere sus rayos a mi espalda y su calor me envuelve progresivamente. Me roza sin forzarme a cerrar los ojos. Camino sin rumbo fijo, sin molinos de viento en la mollera. Las calles aún están vacías, los niños siguen bien recluidos en el colegio. Podría vagar por ellas per in eternum. En mi pueblo, todo está a un tiro de piedra. Tanto es así, que me planteo engurruñarlo y metérmelo en el bolsillo: la estrecha entrada a la casa de mi abuela; la maqueta del barco de madera en la vitrina; la vitrina que limita con los álbumes de fotos que tocan canciones cuando se abren; mi cafetería favorita, mi antigua residencia, la calle de la iglesia y la calle de mi antigua escuela; los incómodos asientos de la cornisa del Nilo; las muchachas que, al atardecer, nos deleitan con sus eufónicas ...Leer más

Elige tu propia aventura

Mi pueblo adquiere nuevas proporciones al recorrerlo por última vez antes de partir a honrar mi palabra de dar mi vida por

a) la patria.

b) que la realidad no se desvíe de cómo figura retratada.