Ganador del concurso «Las mil noches y un amanecer»
De esto hace ya más de ocho años, antes de que se sustrajera la estatua de La Bella y La Gacela del corazón de la ciudad. Fue la última mujer de la historia de Trípoli en contonearse desnuda. Yo me encontraba en el coche con mi padre. Él es un hombre tradicional de ElKedoua, una región rural a cuarenta quilómetros de Trípoli. Mi padre se abrió camino en la vida salvando todo tipo de obstáculos. Se hizo médico, a pesar de que en su momento soñara con convertirse en piloto. Cada vez que veía un avión surcando el cielo, me decía: “Fíjate en ese avión. ¿Acaso no es una maravilla?”
Me acuerdo de la forma de sus pequeños ojos negros y de las bolsas que le colgaban de ellos. No los entendía hasta hace poco, cuando probé aquella sensación de perder el sueño y descorchar una pesadilla que no parece tal hasta que está a punto de terminar.
Durante mi adolescencia, solíamos sentarnos en el parque de El Jardín de la ...Leer más