Alessandra

Atardecer sobre el mar en Sharm el-Sheij, Egipto

Me mudé a uno de los enclaves turísticos para encontrar empleo y, de facto, conseguí un trabajo como guarda de seguridad en uno de los hoteles de la ciudad de Sharm el-Sheij. El puesto era para cubrir el turno de noche, lo cual me alegró, porque, ¿qué hay mejor que poder disfrutar de la playa en soledad, con esos turquesas que se difuminan para componer un cuadro de belleza sin igual?

Como el hotel se hallaba emplazado en lo alto de una colina, tenía vistas que daban al mar, que quedaba debajo. Me dije a mí mismo: “¡Qué fabuloso es este trabajo que me ahuyenta el cansancio de delante de los ojos y me permite sobrevolar el mar desde lo más alto como si fuera un pájaro!”

No obstante, siempre permanecía en vilo y avizor de que nada enturbiara la calma de los huéspedes del hotel. Sobre todo, porque, al fin y al cabo, eran extranjeros que habían viajado desde tierras harto remotas hasta aquel lugar para encontrar algo de paz. ...Leer más

La bella y la gacela

Ganador del concurso «Las mil noches y un amanecer»

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De esto hace ya más de ocho años, antes de que se sustrajera la estatua de La Bella y La Gacela del corazón de la ciudad. Fue la última mujer de la historia de Trípoli en contonearse desnuda. Yo me encontraba en el coche con mi padre. Él es un hombre tradicional de ElKedoua, una región rural a cuarenta quilómetros de Trípoli. Mi padre se abrió camino en la vida salvando todo tipo de obstáculos. Se hizo médico, a pesar de que en su momento soñara con convertirse en piloto. Cada vez que veía un avión surcando el cielo, me decía: “Fíjate en ese avión. ¿Acaso no es una maravilla?”

Me acuerdo de la forma de sus pequeños ojos negros y de las bolsas que le colgaban de ellos. No los entendía hasta hace poco, cuando probé aquella sensación de perder el sueño y descorchar una pesadilla que no parece tal hasta que está a punto de terminar.

Durante mi adolescencia, solíamos sentarnos en el parque de El Jardín de la Gacela ...Leer más

El amor a orillas del Nilo

Finalista del concurso literario “Las mil noches y un amanecer”

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Antaño se decía que placer daban tres cosas en este mundo: el agua, la vegetación y una cara bonita. Yo digo que las tres radican en un lugar llamado la Cornisa del Nilo.

Deseaba toparme con ella por la mañana temprano en aquel lugar, que era célebre por ser el punto de encuentro de los enamorados desde que, a través del telescopio que constituían las películas de los años cincuenta del siglo pasado, el mundo desfilaba ante nuestros ojos ataviado en blancos y negros.

Rompiendo con mi rutina, decidí acudir al encuentro caminando, para evitar que la luna del coche me empañara el propósito de agraciarme la vista con su semblante.

Nada más llegar, a las siete de la mañana, la vi acercarse con su vestido dorado y el calor que desprende, que hace caer rendidos a sus pies a los empedernidos románticos.

No hay, pues, espectáculo más hermoso que el quebrar del alba sobre la orilla del Nilo, cuando Eos extiende sus rosados dedos ...Leer más

La laguna de Tritonis

Finalista del concurso literario “Las mil noches y un amanecer”

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Guilisia es una tierra mágica de la que se cuenta que fue gestada por el viento del Edén que Eva robó cuando fue confinada junto a nuestro padre Adán a la vera del Señor. Posteriormente, se afincó en ella el pueblo que descendía de su pío linaje.

Se dice de aquella bienaventurada tierra que era habitada por un dragón feroz con una descomunal sed de sangre. La gente se quedaba lívida del terror que les infundía. El pánico alcanzaba todos los rincones del reino como si se tratara de una epidemia que hubiera sido inoculada en su seno a modo de despiadada condena y que chupaba el hálito vital a sus pobladores. A consecuencia, estos se convirtieron en los súbditos del dragón y se sometieron a sus vejaciones, jurando rendirle pleitesía religiosamente en el más sepulcral de los silencios. Rivalizaban entre ellos por agasajarlo con el más excelso de los frutos que aquella fértil tierra pudiera engendrar. Lo obsequiaron con las fuentes de toda su opulencia hasta casi drenarla por completo. Espigaron ...Leer más

El traje

Finalista del concurso literario “Las mil noches y un amanecer”

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La Plaza Huseín, las tres de la tarde.

El calor es asfixiante. Eso, o bien son las sales que acumula mi cuerpo, que me hacen sudar hasta en invierno. Mi madre me apremia y yo ensancho mis zancadas con desgana. Contemplo la fachada de la moderna mezquita, la insignia de Dios que la nimba y las sombrillas electrónicas que se abren para proteger a los que acuden a la mezquita para asistir al sermón de los viernes. Una verja de hierro, que se abre y se cierra en caso de necesidad, divide la plaza en dos mitades. En la primera mitad, los vendedores ambulantes despliegan su barata mercancía de origen chino, están los mendigos, las mujeres que tatúan con henna y los campesinos que han recorrido cientos de quilómetros para recibir la bendición de la Casa del Profeta. La segunda mitad, fuera del recinto vallado, acoge a los turistas, los cafés, los restaurantes turísticos y los bazares en los que se venden antigüedades. Uno de ...Leer más

Para emplazar los recuerdos

Ganador del segundo premio del concurso literario «Las mil noches y un amanecer»

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No sabía que el bus fuera a pasar por delante de la Plaza de los Abasíes. Llevaba dos años intentando evitar dejarme caer por ahí, pero el anciano conductor había decidido hacer caso omiso a la angustia que les pudiera producir a los pasajeros tener que atravesar aquella zona controlada por las filas del Frente.

El bus se acercó al acceso de la plaza que limita con el barrio de Zabaltani y condujo por delante de unos enormes neumáticos arrumbados a un lado del camino. En ese momento, pese a haberme instalado la tensión en estado de alerta, era incapaz de refrenar el aluvión de recuerdos que se agolpaban en mi cabeza. Viramos a la derecha, donde se alza el gran polideportivo bautizado con el nombre de la plaza: Polideportivo Internacional de los Abasíes. Frente a aquel polideportivo, me había pasado yo hacía unos años horas colmadas esperando a que pasara cualquier medio de transporte que me pudiera llevar de vuelta a casa en ...Leer más

Atracción

El fuego no calcinó los rasgos faciales ni los rumores ni las huellas sobre el pan blanco. Las bicicletas, cuyo número correspondía a la cantidad de gente que moraba en aquella casa cenicienta, también lograron salvarse. La primera impresión que dispensaba un reconocimiento visual del terreno que abarcara desde el color de las puertas abiertas hasta los rincones más alejados que se escondían tras un pañuelo blanco era la de un conato de bienvenida, que ya tan sólo musitara el viento, que, como un abanico, mecía el pañuelo, como conminando al forastero a entrar y descender hacia el más abyecto de los lugares de este mundo, donde se le fuera a brindar el honor sentarse a la mesa y participar en todo un gaudeamus. Allí fue donde se forjó la primera semilla, la cuna de la genialidad y de la lucha.

Comenzó a reparar el pedal, que había perdido unas piezas de metal por el fallo técnico de uno de los engranajes que estabilizan los discos en los que se enroscan las cadenas. La patada infalible que ...Leer más

La hija de Abu-l-Hayyay

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Era mi cuarto día en el Sur.

Y la primera vez que visitaba la mezquita de Abu-l-Hayyay, pese a no tratarse de mi primera visita a la ciudad de al-Aqsar. Tras pegarme una vuelta por la mezquita, mi cámara digital hizo ostensible lo que, hasta que no me hube arrellanado en uno de los balcones de la mezquita abiertos al público y, desde aquella altura privilegiada, puesto a contemplar el templo al tiempo que comenzaba a sonar desde el alminar la llamada a la oración de la tarde, no había sido capaz de captar, a saber, el peso que comportaba lo que se desplegaba ante mí. ¡Cómo me deslumbraba aquel lugar! ¡Cómo me inspiraba! Aquello me indujo a enfrascarme en mis pensamientos.

De pronto, la inquisitiva voz de una joven interrumpió el curso de mis cavilaciones sin derrochar saliva en preámbulos:

-¿Estás casada?

Me volví hacia ella y estudié la belleza de su rostro y la larga, holgada y negra túnica que la ataviaba. Como, a raíz de la curiosidad que me suscitaba, ...Leer más

Vive a lo loco, que lo bueno dura poco

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… y, desgraciadamente, el plazo de admisión de relatos para el concurso de «Las mil noches y un amanecer» ha vencido. No obstante, el equipo del proyecto de Arabian Stories celebra poder anunciar que ha recibido una cantidad nada desdeñable de obras enviadas a concurso, que ha fijado la dotación del primer premio en 830 $, así como la del segundo premio en 150 $.

A partir de ahora, el jurado se volcará en la esmerada lectura y valoración de todos los relatos presentados a concurso para elegir a los cinco finalistas en virtud de su calidad literaria. El fallo del jurado determinará a los cinco finalistas, que se anunciarán el 15 de septiembre, momento en que se abrirá el plazo para que todos los autores que han participado en el concurso puedan votar de entre los cinco finalistas los relatos que consideren meritorios de ser galardonados con el primer y el segundo premio. Este plazo de votación popular durará otras dos semanas y será explicado debidamente cuando se comunique el fallo del jurado y se ...Leer más

El balcón de ella y el de él

El balcón de ella dista unos metros del de él. En invierno, el sol lo atraviesa y lo expande con calidez y ternura. Al otro lado, el frío se encarama al balcón de él, provocándole escalofríos que lo paralizan. Sus dientes castañetean, el deficiente abrigo que le procura la ropa que lleva puesta no basta para disuadir a su trasero de que huya despavorido y su tan ansiado propósito de conseguir que el encuentro entre ambos cristalice se ve truncado. No obstante, el sol surca el cielo una vez tras otra y las cosas se contagian de su dinámica cambiando de pies a cabeza. Él acaba al amparo del sol que abraza su balcón; ella, desafiada por el frío que azota el suyo, que la muerde sañoso, se escabulle en el interior de su dormitorio. No se separa de la estufa en la esperanza de que esta le devuelva equilibrio y consistencia a su materia, pero no se siente arropada en su abrazo. En vez, le gustaría salir a su encuentro, ella al de él, él al de ella. Justo entonces, no obstante, él ...Leer más

Elige tu propia aventura

La historia reza como sigue: Chico conoce a chica, chico se enamora locamente de chica, chica resulta ser

a) un zorrón.

b) una ciudad.