Un digno adversario

Lake Qarun in Egypt, Faiyun Province

La casa se halla sumida en penumbras y un silencio sepulcral. Es una noche sin luna. Además, se ha ido la luz. Él está acojonado. Se asoma por el balcón al lago Qarun. Las aguas están en calma. No permiten aventurar la tormenta que se avecina. Tiene que mantenerse ojo avizor, pues el muy hijo de puta que le ha arruinado la vida se halla al acecho. Primero, se cargó a su querido padre. Le inoculó una enfermedad incurable. Y a la muerte de este, él y su madre dejaron de poder cubrir gastos y se endeudaron. Lo perdieron todo, salvo por la casa y las tierras que la rodean.

Después fue su madre la que enfermó y la espichó. No lo puede probar, pero está convencido de que la culpa recae en él. Le duele recordar. Se ha quedado solo ante el peligro. Al entierro de su madre acudió toda su familia extendida para darle el pésame. Debieron pensar que se le había ido la olla al oírle hablar de un bicho como si se tratara ...Leer más

Angustia prematura

Ad Daljamun, Ad Delgamon, Kafr El-Zayat, Egypt

No escampa y ya va siendo hora. No es buena señal que la tormenta dure tanto. Me echo la manta sobre la cabeza y trato de conciliar el sueño en la esperanza de que, por la mañana, haya cesado de relampaguear.

Supuestamente, ya es de día para cuando amanezco, pero apenas se nota: fuera siguen cayendo chuzos de punta. Me pego a mi madre para sentirme a salvo.

Quiero poder salir a la calle para proseguir con mi vida. Me visto como si mi predisposición a tal efecto fuera a hacer alguna diferencia. Llego incluso a abrir la puerta antes de darme por vencido. El cielo se está desplomando. Adentrarme en las tinieblas que reinan en el exterior sería un acto suicida.

Para matar el tiempo, nos sentamos a la mesa a ponernos tibios. Al acabar, nos quedamos, no obstante, mirándonos las caras de brazos cruzados. Mi familia no es particularmente ducha en el arte de la conversación. Entre todos decidimos que, si para el día siguiente no ha dejado de llover, degollaremos un cabrito y se lo presentaremos al Todopoderoso en calidad de ofrenda para aplacar ...Leer más

Intrusa maciza

Está que trina por culpa de la mujer desnuda que se yergue sobre la fuente que se emplaza junto a la mezquita del centro de la hermosa ciudad de Sétif. Siempre que pasa por su lado, que suele ser más a menudo de lo que le gustaría, porque se encuentra en su camino de casa a la cafetería donde acostumbra sentarse a desayunar todas la mañanas, aprovecha para escupirle a la cara y ponerla de guapa para arriba.

La estatua es una adición relativamente reciente a la fuente sobre la que se sitúa, que fue construida cuando se erigió la mezquita para proveer a los que acudían a rezar a la misma de un lugar donde poder realizar sus abluciones. Los colonizadores franceses la colocaron allí un año antes de que él naciera, véase, hace ya más de setenta primaveras. Él está convencido de que su objetivo era mosquear a la población musulmana.

Cuando era pequeño y aún no entendía el ultraje que la fulana de piedra constituía para la moral, solía jugar en torno a ella con sus amigos. No obstante, llegó un ...Leer más

Quedada en Bab Al Louq

Bab Al Louq, Cairo, Egypt

Me quedo un rato examinándolo desde la distancia antes de anunciar mi presencia. Se halla fumándose una cachimba en la terraza. No es perfecto, ni mucho menos, pero siempre he confiado en su capacidad de cambiar. Además, no puedo obviar el aprecio que le tiene mi familia. Quiero creer que siento por él lo que se siente por la patria. A veces, me sorprende descubrir lo mucho que dependo de él.

Me está esperando. Hemos quedado para tomarnos algo en el café Souq El Hamediya y charlar. No tengo nada claro que esto sea una buena idea. De hecho, llevo todo el camino hasta aquí sopesando la opción de dar media vuelta. De pronto, no obstante, alza la vista y esta recae en mí. Ya no me queda más remedio que acercarme. Sonríe. Reparo en que se ha puesto guapo para quedar conmigo y me sonrojo. De todas formas, no es que tenga que hacer muchas virguerías para resultarme atractivo. Me habrían salido unos niños monísimos y con unas sonrisas de galán de cine, pero para eso ya es ...Leer más

La tapia de los mártires

Martyrs' Wall, Batha, Irak

“Apuntaló un muro que amenazaba derrumbarse” Alcorán, azora 18, aleya 77.

Cinco años llevo pasando por delante de la misma pared. Se encuentra, pues, en mi ruta de casa al trabajo. Primero paso por delante de una estación de bombeo de agua que se haya cercada por una verja de hierro. Todas las mañanas, me detengo a saludar al guarda que se halla apostado a la entrada, mirando a todo el mundo con recelo. Luego, paso por delante del herrero y del maderero. Seguidamente, atravieso el barrizal que linda con el parque de la ciudad y que siempre me deja los zapatos hechos un asco. Continúo sin desviarme hasta llegar al taller de coches. Justo al lado, se encuentra la tapia que, en su momento, era de color blanco, pero que ahora presenta una tonalidad tirando más bien a caqui por la de fotos de mártires uniformados que se hallan pegadas a su superficie. La mayoría luce una sonrisa formidable y eso que posan armados hasta los dientes. A ellos también los saludo, no quisiera que nadie creyera que no ...Leer más

¡Albricias!

Mosque in Alexandria, Egypt

Lo que siento sólo cabe describirse como dicha plena. Mañana empieza el mes de Ramadán y la noche avanza a buen ritmo. Me quedo mirando los barcos de vapor que circulan por el canal Mahmudiya, cuyas aguas brillan a la luz de la luna. A Ali Al-Samra se le ha encomendado la misión sagrada de ir de casa en casa para anunciar el comienzo de las festividades a todo el pueblo. Yo me uno a la comitiva de mocosos que le sigue en zaga. Nos esforzamos por no mezclar los nombres a la hora de desearles felices fiestas a los cabezas de familia y por hacerlo, no sólo a coro, sino también al son del tambor que Ali aprovecha para tocar en esta ocasión tan señalada todos los años. No se puede decir que la coordinación y la armonía constituyan nuestro fuerte, pero, por lo menos, nos divertimos.

Una vez que hemos acabado de hacer la ronda, nos juntamos delante de la mezquita y, mientras esperamos a que llegue el abuelo, nos ponemos ...Leer más

¡Chapó!

Cairo, Egypt

Una señora mayor pasa por mi lado. Me pongo a pegar saltitos para apelar a su humanidad, enternecerla y que me dé limosna. Mi estrategia, que he ido sofisticando con los años, parece surtir efecto una vez más. Se para, se saca el monedero del bolso y me echa algo de calderilla a la escudilla. Cuento mi botín mientras se aleja. Debo conseguir juntar un mínimo de trescientas libras para que mi padre me permita volver a entrar en casa.

Hace un frío que pela. Me arrebujo en mi camiseta y me froto las piernas para entrar en calor. Tengo ropa más abrigada en casa, pero mi padre no me deja ponérmela para salir a mendigar. Se trata, pues, de dar, cuanta más pena, mejor, y un crío de nueve años pidiendo en la calle al tiempo que tirita es, por lo visto, lo más parecido que existe a un mecanismo diseñado expresamente para derretir corazones.

Se acerca una pareja joven. Al verme, él le aprieta a ella la mano y ella aparta la mirada. Sonrío: reúnen todos ...Leer más

La tierra del oro

 Corridor of Sphinxes, Luxor, Karnak, Egypt

Lo mismo da cuántas veces me halle ante el templo de Luxor, que su suntuosidad siempre me sorprende. Me atengo al recorrido que hago siempre con mis grupos y me meto por la avenida de esfinges que une el templo de Luxor y el de Karnak, hasta llegar al lago sagrado, que es una auténtica maravilla. Es donde los monjes de aquel entonces realizaban sus abluciones.

Frente al lago, hay un escarabeo gigantesco, al que, en época faraónica, acudían las mujeres para recibir la bendición del dios Jepri y así poder quedar embarazadas. A día de hoy, son fundamentalmente turistas los que se ponen a darle vueltas en la esperanza de que les procure suerte. Yo no iba a ser menos. Le pegué un par de vueltas y me deseé un porvenir portentoso con mi pareja. No pude por más que sonreír pensando en lo ridículamente efectivo que había acabado resultando el método aquel para ganarse el favor del cielo, pues todo cuanto le había pedido al escarabeo hasta ahora, me había sido concedido. ...Leer más

Je suis Bardo

Bardo National Museum (Tunis)

Reina el aullido chillón de las sirenas de policía, que, en saliendo a escena, ha dado un golpe de estado. Hamadi pega un brinco hacia atrás del susto. Se le acelera el corazón, se le hace un nudo en la garganta, aparta la vista, se siente con la boca seca y la voz acartonada. Recuerda el coche que ha estado a punto de atropellarlo antes. Con esa, ya van dos las veces que ha conseguido salvar el pellejo de milagro en el día de hoy. Se enjuga una lágrima que ha logrado emerger sin previo aviso y rodar hasta su mejilla. Recuerda el día de hoy como a flashes, en imágenes que se resisten a ser ordenadas acorde a una secuencia temporal. Una de ellas le muestra cuando Roberto se echó a sus brazos.

Fuera hacía mucho calor. Recuerda haberse sentido orgulloso y feliz de poder mostrarles a María, Emilio, Sofía y el resto de los que se hallaban arremolinados en torno a él su saber de mundo aplicado a sus conocimientos acerca de la ciudad. ...Leer más

Merluzos a la romana y sus criaturas

Cerez, Belimour, Algeria

Este relato está inspirado en la historia del castillo de la ciudad de Belmour, que pertenecía a la provincia de Tamascani durante el Imperio Romano.

Amanece sobre la mágica ciudad de Sidi Okba. Bella, la romana, canta y baila al son de la armonía que tañe la brisa matutina al acariciar las copas de los árboles. Sabe que puede pedirle a su padre la luna en cuanto se le antoje, que subiría al firmamento a conseguírsela. Cuanto se extiende hasta donde alcanza la vista le pertenece. Puede respirar tranquila en la certeza de que nunca le faltara de nada.

Pero no te preocupes, Sidi Okba, tú también puedes. Nosotros nos ocupamos de que nadie le eche el ojo a la tierra de nuestros antepasados, en la que tenemos pensado plantar y regar la esperanza que hemos depositado en el futuro.

Los castillos que se yerguen en sus inmediaciones se pavonean más altivos incluso, si cabe, que los descendientes de quienes los edificaron. Con la tralla que llevan, combatiendo las inclemencias del tiempo y resistiendo el deterioro, normal que se sientan ufanos ...Leer más