El molino

Rio Martin Tanger Tetuan Morocco

Saleh, el molinero, se hallaba frente a la puerta de su molino con la vista clavada en el horizonte. Para su regocijo, el cielo vaticinaba tormenta. ¡Por fin! Tenía pensado comerse el mundo. Aquel iba a ser un año como Dios manda.

Había implorado al Señor que suturara las heridas de la tierra con el agua del cielo para que los cereales germinaran. Finalmente, Dios parecía haber escuchado sus plegarias. En la bóveda celeste comenzaron a acumularse unas nubes negras que, al poco, se descargaron sobre el pueblo. Se puso, pues, a llover a cántaros. Todo el mundo volvió entonces la mirada hacia los cultivos. Las semillas no tardaron en echar raíces y, poco más tarde, las primeras plantas empezaron a despuntar. El caudal del río que irrigaba los campos de la comarca creció hasta casi desbordarse. Aquello congratuló al molinero, que sonrió encantado de la vida.

El molinero se sentía optimista. Tenía pinta de que aquel año su molino iba a estar operativo para moler grano a mansalva, ahora que las cosechas ...Leer más

La lucha de la calzada

Chemaia

Estaba tomándome algo en la cafetería “La Rosa Roja” cuando me enteré de la noticia: El Peregrino Guevara había besado el suelo tras tropezar con uno de los hoyos de la calle La Marcha Verde. Antes de comenzar a desglosar las implicaciones que tuvo dicho accidente, quisiera poner a mi audiencia en antecedentes de dos historias: la primera gira en torno al nombre de la cafetería y la segunda, en torno al nombre del peregrino.

“La Rosa Roja” es una de las cafeterías más nuevas de la aldea, que es la típica aldea que hasta los años ochenta del siglo pasado no contaba con más de diez habitantes. Su historia se halla estrechamente ligada a la del Peregrino Guevara y a la de su sobrenombre. Ahora es su hijo menor, Omar AlMahdi, el que regenta el local y lleva las cuentas. El mayor, AlMahdi Omar (al Peregrino Guevara le pareció que tenía su aquel poner a sus hijos el mismo primer y segundo nombre, pero invirtiendo, con la segunda criatura, el orden que les había asignado al ir ...Leer más

Recordar a intervalos para recordar con cariño

Quaà Asserasse, Marruecos

Me sentía desfallecer con cada paso que daba. Las rodillas habían comenzado a temblequearme. Me hallaba siguiendo el curso del río para llegar a la casa donde nací, que se asienta cerca del pozo de la campiña de Quaà Asserasse. No había probado bocado en todo el día y el efecto de los porros estaba a punto de dejarme fuera de juego, al albur del viento, que, por intuito de su díscolo talante, no dudaría en llevárseme volando como una mísera hoja de papel. Llevaba días sin pegar ojo por la angustia que me producía la mera idea de regresar a casa. Pero, ¿a qué se debía?, ¿por qué sentía que, pese a llevar tiempo preparándome mentalmente para ese momento, el tan anhelado retorno a casa me iba a dejar con un palmo de narices? Tal vez estuviera relacionado con el hecho de que, pese a estar avanzando aparentemente, con cada paso que daba, en el fondo, me sintiera retroceder.

Al rato, me hallaba frente a la puerta principal. Las cortinas de la entrada estaban echadas. Del interior de la vivienda emanaba música jbala ...Leer más

Se sueña en balde

Casa Blanca

En su reloj dieron las diez y media de la noche. El señor Nostalgia se encontraba solo en la calle en penumbras, rodeado únicamente de sus bártulos. Una fuerza desconocida lo había remolcado hasta aquel lugar. Frente a él, se erguía un edificio que desprendía cierta familiaridad. Esperaba que la sensación de relajación que le transmitía lograra enfriar la bola de fuego que sentía arder en su interior. Asomó la cabeza por el portón de entrada.

Minutos más tarde se encontraba en el interior de la casa de Vida. Había llegado hasta allí siguiendo un aroma que, como una hebra de luz, lo había guiado por el tramo de escaleras. Se echó a los brazos de Vida y, acurrucado en su regazo, se sintió renacer con el mundo a sus pies. Ella se quedó estudiando su semblante, tratando de entrever su lado bueno, o, por lo menos, el que a ella le caía en gracia. Durante todo el tiempo en el que había permanecido ausente, jamás había perdido la esperanza de volver a verle. Sabía que él no ...Leer más

La vaca

habitantes de imilchil

Un día, el patriarca, el jeque del pueblo, anunció:

-Pasado mañana nuestro pueblo recibirá visita de una delegación gubernamental de alto rango que ha sido comisionada para informar de nuestros malestares a los órganos de decisión de las altas esferas. Debemos darles la bienvenida como corresponde y organizar una fiesta de una fastuosidad sin precedentes en la historia de nuestro pueblo. A tal fin, debemos sacrificar una vaca «de un color llamativo que deleite la vista de los presentes» (El Corán, azora 2, aleya 69).

En ese momento, intervino el palurdo del pueblo:

-Y, ¿dónde habremos de dar con una vaca de semejantes características?, oh, gran jeque.

-Una pregunta muy atinada. Veo que eres más espabilado que la mayoría de los zoquetes de por estos pagos.

Se puso el jeque entonces a rumiar su respuesta y, de pronto, vio cómo la anciana del pueblo subía bamboleándose por la ladera de la montaña con su burro, que constituía cuanto le había legado su difunto marido, pues este había resultado ser estéril. Emulando a Arquímedes en el momento en el que, ...Leer más

Taforalt: La memoria colectiva y el recuerdo individual

Taforalt, mountainous landscape in the North of Morocco

La fiesta del club cultural concluyó tras el acto que se celebró en homenaje a los docentes jubilados de la ciudad de Berkan. Lo habían obsequiado con un certificado de excelencia en reconocimiento a toda una vida dedicada a la enseñanza. Por desgracia, presentaba un gazapo en el nombre y, además, su confesión religiosa no concordaba con la que le habían adjudicado. Se montó en el coche y arrancó con rumbo a Taforalt, que llevaba un tiempo sin poder sacarse de la cabeza, a pesar del apretado programa de actividades que le había saturado la agenda últimamente. Se sentía levitar sisando unos instantes de paz a la vorágine cotidiana, mientras disfrutaba con cada giro y en cada pendiente de la imponente belleza de los montes de Beni Snassen. Aparcó el coche a pocos metros de la tumba de su abuelo y se aproximó con respeto y solemnidad. Acto seguido, se puso a declamar:

-La paz sea con vosotros que habéis cruzado el umbral del más allá. Nos habéis mostrado el camino a seguir y nosotros, ...Leer más

Las ruinas de Volubilis

Volubilis Marruecos

Los relatos de viajes y aventuras siempre han fascinado al ser humano. A fin de cuentas, ¿a quién no le gusta viajar a las diversas ciudades comprendidas en este nuestro vasto mundo y descubrir la cultura de otros países? La que os voy a narrar es la historia de una ciudad entre mítica e histórica sita en Marruecos, más concretamente, al oeste de la ciudad Mulay Idrís. Se trata de Volubilis, una ciudad que visité hace ya varios años durante un recorrido que hice por este precioso país que es Marruecos. La ciudad es famosa, por un lado, por hallarse emplazada en una región de tierra fértil y, por otro, por la majestuosidad de sus edificaciones, que se remontan al inicio de los tiempos. Las ruinas dan fe de que, a lo largo de los siglos, han sido múltiples los pueblos que se han asentado en la zona (los romanos, los bereberes, los bizantinos, …). El iterativo relevo cultural al que fue sometida ha acabado dotando a la ciudad de un sugestivo eclecticismo arquitectónico. En 1997, la UNESCO ...Leer más

No pienso regresar, que os vaya bonito

Calle de Tánger, en el norte de Marruecos

Hoy el frío campa a sus anchas por las calles de Tánger. Ya no siento las extremidades. Duermo sobre una estera a la intemperie y es probable que muera en cuestión de horas. Padezco insomnio, pero no del tipo que atormenta a los ricos cuando no consiguen cerrar un trato importante, han perdido algo de pasta o les han dejado las churris y deciden estrangularse. De todas formas, a mí los ricos me la soplan. Si no se enderezan y cumplen con todas las de la ley, pues ya acabarán en el infierno.

Ayer, el frío se cargó a mi amigo y hermano en la avenida Al Arabi. Dormíamos juntos en un mismo lecho compuesto de papel de periódico y cartones, y nos cubríamos con una manta que no daba para aplacar la furia del frescor polar que se abate sobre las calles tangerinas porque era vieja y estaba raída.

De noche, tanto la sociedad como el estado nos abandonan a nuestra suerte, a que adoquinemos las calles con nuestros cuerpos. ¡Todo un gesto de ...Leer más

La almohada

Rabat, la capital de Marruecos

¿Qué significa eso una noche sorda? Un paseo rápido por una tierra lapidada bajo un cielo justiciero contribuyó a que le asaltara un ansia desmedida por meter los cajones hasta el fondo y recostarse. Ya tan sólo quedaba acometer la espera, una senda iluminada día y noche, de verano a invierno, que auspicia la contemplación, el sentir y el ejercitarse en todo momento.

Dime: A la hora de trepar, ¿quién da un duro por los otros? Para cuando regresó a su guarida, el atardecer ya había permeado todos los horizontes. Empujó la puerta oxidada a un lado, profiriendo un gruñido similar a los que se dan en ámbitos de cohabitación animal. Se adentró en la habitación con pies de plomo, como si alguien le estuviera forzando a obrar en contra de su voluntad. Mientras tanteaba el camino en busca de su rincón favorito, tratando a un tiempo de apartar las telarañas que invadían su rostro, una voz extraña lo llamó de forma repentina: “Apagad la luz”. Esgrimió un silencio agudo a ...Leer más

Atracción

El fuego no calcinó los rasgos faciales ni los rumores ni las huellas sobre el pan blanco. Las bicicletas, cuyo número correspondía a la cantidad de gente que moraba en aquella casa cenicienta, también lograron salvarse. La primera impresión que dispensaba un reconocimiento visual del terreno que abarcara desde el color de las puertas abiertas hasta los rincones más alejados que se escondían tras un pañuelo blanco era la de un conato de bienvenida, que ya tan sólo musitara el viento, que, como un abanico, mecía el pañuelo, como conminando al forastero a entrar y descender hacia el más abyecto de los lugares de este mundo, donde se le fuera a brindar el honor sentarse a la mesa y participar en todo un gaudeamus. Allí fue donde se forjó la primera semilla, la cuna de la genialidad y de la lucha.

Comenzó a reparar el pedal, que había perdido unas piezas de metal por el fallo técnico de uno de los engranajes que estabilizan los discos en los que se enroscan las cadenas. La patada infalible que ...Leer más

Elige tu propia aventura

El mundo me la tiene jurada,

a) y mira que yo siempre saludo con una sonrisa a todo el que sale a mi encuentro.

b) por eso procuro que siempre me encuentren con una sonrisa dibujada en el rostro.